Por: Redacción Artritis y Reumatología
En los últimos años, especialistas en enfermedades reumáticas han realizado diversos estudios sobre la artritis y el cáncer. Aunque todavía no existen conclusiones definitivas, algunas investigaciones sugieren que la artritis reumatoide estaría relacionada con ciertos tipos de cáncer, incluyendo el cáncer de huesos.
Este dato es útil para los pacientes. Especialmente para aquellos con diagnósticos recientes o para las personas que no tengan el suficiente conocimiento sobre su condición. A pesar de los avances científicos, todavía hay personas que afirman y creen que la artritis equivale a hablar sobre el cáncer óseo. Como consecuencia, se someten a tratamientos costosos e ineficientes.
¿En qué se diferencian?
Ante la diagnosis de artritis reumatoide, lo primero que el paciente debe saber es que no se trata del cáncer de huesos. La artritis es una enfermedad autoinmune y sistémica; que afecta a personas, mayormente mujeres, entre los 35 y 60 años. Hasta el momento se desconocen las causas que originan la inflamación de los tejidos y la erosión paulatina de los huesos. Lo que causa el dolor articular entre otros síntomas y consecuencias típicos de esta enfermedad crónica.
Para tratar la artritis reumatoide, tanto el médico como el paciente deben seguir un régimen curativo estricto a base de fármacos; en su mayoría antiinflamatorios.
En el caso del cáncer de huesos, aunque el dolor y la hinchazón del área afectada son síntomas que se pueden confundir con artritis, la enfermedad tiene un rumbo completamente distinto. El cáncer óseo no provoca inflamación en los vasos sanguíneos; sino que es una condición en la que las células del hueso crecen sin control. Cuando el cáncer alcanza etapas avanzadas, destruye los nervios y daña irreversiblemente la estructura ósea.
Si el cáncer no mejora con tratamiento y se sigue expandiendo, se hace necesaria la extirpación quirúrgica del hueso enfermo y análisis para descartar una metástasis.
Cuando se confirma el diagnóstico de cáncer óseo, el paciente es remitido a un oncólogo; quién será el encargado de encontrar la opción de tratamiento más efectiva para la persona. En muchos casos, esto puede requerir de terapias. A veces quimioterapia o radioterapia combinadas con fármacos.