Los dos tipos principales de artritis, la artrosis y la artritis reumatoide, provocan daños en las articulaciones de distintas formas.
La artrosis, el tipo más frecuente de artritis, consiste en el daño por desgaste de los cartílagos de la articulación (el recubrimiento rígido y resbaladizo en los extremos de los huesos). El daño acumulado puede provocar que los huesos se desgasten entre sí, lo que causa dolor y restricción del movimiento. Este desgaste puede ocurrir a lo largo de muchos años o puede acelerarse debido a una lesión o infección de las articulaciones.
En la artritis reumatoide, el sistema inmunitario del cuerpo ataca el revestimiento de la cápsula de las articulaciones, que consiste en una membrana dura que encierra todas las partes de las articulaciones. Este revestimiento, conocido como «membrana sinovial», se inflama y se hincha. El proceso de la enfermedad puede finalmente destruir el cartílago y el hueso dentro de la articulación.