Algunos pacientes refieren un dolor articular, generalmente de rodilla después de haber tomado alcohol, sin incluso haber bailado, caminado, o incluso haber hecho esfuerzo alguno con las piernas.
Lo cierto, es que estas molestias se presentan por los altos niveles de histamina, proteína contenida en las bebidas alcohólicas, que pueden causar inflamación en las articulaciones. Estudios recientes afirman que la cerveza, por ejemplo, es la bebida con mayor cantidad de histamina, es decir, que es uno de los factores que más produce inflamación e hinchazón de rodillas, manos, pies e incluso codos.
Adicional a la reacción del cuerpo que produce la histamina, hay un factor importante que debemos tener en cuenta y es la tolerancia al alcohol. Pues muchas personas sugieren una serie de sintomatología relacionada con el consumo de alcohol a la cual restan importancia, y suelen pasar por alto.
Algunos de estos síntomas pueden ser:
- Enrojecimiento de la piel
- Congestión nasal
- Náuseas
- Ardor del estómago
- Taquicardia
- Dolor de cabeza
- Dolores abdominales
¿Qué medicamentos son aconsejables para aliviar los síntomas?
Sin embargo, algunos fármacos antiinflamatorios no esteroideos como la aspirina, el ibuprofeno y el naproxeno sódico pueden ayudarte a calmar momentáneamente el dolor generado por la inflamación.
Recuerda que la automedicación es una de las principales causas del desarrollo de las úlceras pépticas, por lo tanto, es indispensable que consultes con tu médico tu diagnóstico, y la viabilidad de tomar medicamentos alternos al tratamiento actual que estás llevando.
Las bebidas alcohólicas y los ataques de gota
Investigaciones realizadas en la Universidad de Boston han comprobado la estrecha relación que existe entre el consumo de cualquier tipo de bebida alcohólica con el desencadenamiento y exacerbación de los ataques de gota.
Desafortunadamente, la incidencia de personas con esta condición es cada vez mayor y se caracteriza por un hinchazón y enrojecimiento de las articulaciones. Afecta con más frecuencia a los pies, especialmente en los hombres con sobrepeso, pero también puede darse en tobillos, rodillas, manos y muñecas.
Desde hacía tiempo su aparición se asociaba al consumo de alcohol y, de hecho, un estudio con más de 47.000 hombres publicado en 2004 reveló que el consumo de cerveza y otras bebidas más fuertes, pero no el vino, aumentaban el riesgo de su aparición.
Para ver si este mayor riesgo también podía asociarse al vino, la doctora Tuhina Neogi y su equipo examinaron las respuestas de un total de 724 pacientes con gota que se sometieron a un seguimiento entre 2003 y 2012, de los cuales el 78 por ciento eran hombres.
Gracias a esta proyecto investigativo, descubrieron que el vino era uno de los peores factores desencadenantes, por lo menos para los hombres, ya que el consumo de una o dos copas de vino elevó el riesgo de sufrir ataques recurrentes un 138 por ciento, mientras que el de beber dos vasos de cerveza era de un 75 por ciento.
«Hay que beber con moderación», reconoce la autora del estudio, lo que equivaldría a una copa en el caso de las mujeres y dos para los hombres, si bien apunta que hubo pocas mujeres en el estudio como para estimar dicho efecto.
Fuentes consultadas: ABC salud, Plano Informativo