El dolor lumbar crónico nace en la zona lumbar baja y puede estar asociado a dolor ciático o presentarse de manera aislada y es una patología que suele presentarse a partir de los 40 años debido principalmente a la degeneración de los discos intervertebrales y las articulaciones posteriores afectando el dolor a la zona lumbar baja, cara posterior del glúteo, muslo o incluso zona inguinal, pantorrilla, cara lateral de la pierna y en el talón.
También existen otras causas de este tipo de dolor, añade, aunque no son tan habituales, como pueden ser las fracturas vertebrales por osteoporosis, determinados tumores o hernia discal.
Los principales factores que propician el dolor crónico es esta zona son permanecer de pie mucho tiempo, posturas inapropiadas, sedentarismo o el sobrepeso, ya que la columna debe trabajar con cargas mayores para las que está diseñada.
Según el doctor José Nebot, “Si un paciente logra mantener un peso adecuado con una buena alimentación, tonificar la musculatura y evitar los movimientos forzados de la columna tendrá un pronóstico mejor de curación”. Por eso es clave hacer ejercicios para tonificar la musculatura abdominal y espinal, es decir, ejercicios isométricos, y aprender hábitos posturales correctos.
Todo esto junto a la administración de analgésicos, relajantes, una buena rehabilitación y ejercicio regular mejora en un elevado porcentaje el dolor lumbar crónico, apunta el especialista.
En los casos más extremos, cuando el dolor no remite y llega a ser incluso incapacitante, se puede llegar a practicar una cirugía de fusión lumbar.
Tal como explica el profesional, “la fusión espinal con descompresión de las raíces nerviosas puede ser la mejor opción para pacientes con artritis espinal y compresión nerviosa. Suele dar buenos resultados con una 2 limitación de la movilidad lumbar escasa y reincorporación a las actividades cotidianas en porcentaje muy elevado de pacientes”.
FRÍO Y DOLOR LUMBAR
Con la llegada del frío, las principales causas del dolor de espalda en invierno son los cambios de temperatura y la posición que se adopta al salir a la calle cuando hace frío. “Se tiene a encoger el cuerpo por las bajas temperaturas y esto provoca una sobrecarga de la musculatura, principalmente en cuello y en la zona lumbar”, comenta el doctor Nebot.
Además, la diferencia de temperatura entre un sitio cerrado y otro abierto provoca que rápidamente pasemos del frío extremo al calor y al revés. Por lo tanto, el cuerpo no tiene la capacidad para adaptarse adecuadamente al cambio, lo que provoca que los músculos se contraigan rápidamente para producir calor. Eso da lugar a contracturas ya que se modifica la postura.
“Debemos tener en consideración que, con el frío, las articulaciones se vuelven más rígidas, aumentando la presión y, por tanto, el dolor. Se puede llegar incluso a perder en parte la movilidad de las mismas”, advierte el experto.