Por: Redacción Artritis y Reumatología
La osteoporosis es una patología que afecta a la masa ósea del cuerpo. En concreto, la enfermedad se caracteriza por el adelgazamiento de los huesos, volviéndolos más porosos, frágiles y propensos a sufrir todo tipo de lesiones. Se considera uno de los problemas de salud que más aquejan a los habitantes de EE.UU., ya que se estima que el número de pacientes supera a los 28 millones de personas. En consecuencia, se considera la causa principal de más de 1,5 millones de fracturas de cadera, muñecas y espalda que se tratan cada año.
Por desgracia, el 80% de la población afectada por esta enfermedad son mujeres. Incluso, los especialistas asocian a la pérdida de hueso con la aparición de la menopausia y la disminución de ciertas hormonas. Otro factor agravante de esta condición es su falta de síntomas. Usualmente, una persona descubre que tiene la enfermedad cuando sufre la primera fractura.
Para diagnosticar esta enfermedad, los médicos hacen un análisis exhaustivo de la historia clínica del paciente y su familia, exámenes físicos para evaluar la masa muscular, análisis para medir la densidad ósea (rayos X o absorciometría). Cuando la osteoporosis se detecta con una fractura, el único método de diagnóstico son las radiografías.
¿Quién tiene riesgo?
De acuerdo con Arthritis Foundation, los factores de riesgo de la osteoporosis son:
- Una complexión pequeña o delgada
- Antecedentes de fracturas causadas por traumatismos menores durante la edad adulta
- Una forma inflamatoria de artritis (por ejemplo, AR) o una enfermedad asociada.
- Antecedentes familiares de osteoporosis
- Tomar fármacos que reducen la fuerza ósea, por ejemplo: corticosteroides, anticonvulsivos (medicamentos para convulsiones) o heparina
- Consumir pocos alimentos ricos en calcio, por ejemplo, productos lácteos
- Fumar
- Consumir más de dos bebidas alcohólicas por día
- Demencia
- No realizar ejercicios con frecuencia
- Bajos niveles de testosterona (en hombres)
- Menopausia tardía
- Menopausia precoz
Al ser una enfermedad crónica, el tratamiento es diferente en cada paciente. Por lo general es una combinación de ciertos ejercicios físicos, cambios de hábitos alimenticios y fármacos o suplementos vitamínicos ricos en calcio y vitamina D.