Por: Redacción Artritis y Reumatología
La osteítis deformante también conocida como enfermedad de Paget es una condición crónica. La anomalía se manifiesta con una inflamación en los huesos que finalmente termina con la deformación del hueso afectado. En la actualidad, es el segundo trastorno óseo más común antecedido por la osteoporosis.
Esta enfermedad se presenta mayormente en personas de la tercera edad, especialmente después de los 55 años. Al contrario que en otras enfermedades óseas, esta patología es más común en hombres que en mujeres. Sin embargo, se desconocen las causas que provocan esta condición.
Algunos estudios sugieren que es consecuencia de neoplasias benignas (crecimiento celular anómalo sin ser cáncer) o de origen viral; pues esta condición destruye y regenera los huesos.
Por lo general, las estructuras óseas más afectadas por la osteítis deformante son los huesos de la pelvis, la espina lumbar (espalda baja), fémur, tibia y el cráneo. Un signo característico de esta patología es que, a pesar de atacar varias zonas del cuerpo, no migra a otras áreas; sino que permanece en el área en la que se originó. Es decir, que la enfermedad surge en varios huesos, a veces en distintos tiempos.
¿Cómo se detecta esta enfermedad?
Una persona puede padecer de la enfermedad ósea de Paget sin saberlo. Usualmente, los casos de esta afección se descubren accidentalmente gracias a radiografías; y otros análisis en los que se observen los huesos. Incluso, existen individuos que no manifiestan ningún síntoma durante largos períodos de tiempo.
Sin embargo, en aquellos pacientes en los que la enfermedad ya se encuentre en un grado avanzado, pueden aparecer los otros síntomas. Por ejemplo, dolor intenso y profundo en el hueso afectado, cefaleas y pérdida de la audición (si el cráneo es el hueso enfermo). Además, disminución de estatura, calor en el área afectada o curvatura de la espina y piernas arqueadas en los casos más avanzados.
Otra particularidad de esta patología es que no todos sus afectados necesitan tratamiento. Éste se sugiere u ordena cuando existen graves deformidades en las articulaciones, dolor en el hueso y cuando la articulación empeora con rapidez.
Dependiendo de las repercusiones que tenga la osteoítis deformante en la calidad de vida, se procede a analizar el tratamiento más adecuado para reducir el dolor; prevenir la progresión y evitar complicaciones. Generalmente se sigue un tratamiento con fármacos. En los casos en los que las complicaciones son severas, se recurre casi de forma inmediata a una cirugía que corrige las deformidades óseas.
Si esta condición no se detecta a tiempo, sus afectados pueden sufrir complicaciones neurológicas o cardiovasculares. Por ese motivo se recomienda la visita al reumatólogo al menos dos veces al año. Así podrás detectar anomalías y tratarlas eficazmente.