El diagnóstico de artritis reumatoide no ha sido barrera para que William Borges Bonilla haya rebasado las barreras mentales y debilidades que producen la enfermedad reumática, que lo postró en cama por espacio de cuatro años.
Todo el panorama clínico que resurgió en su vida fue confundido en un momento dado con leucemia, y con tan solo 15 años, fue enviado de un hospital de Ponce a “morir” a su residencia.
Durante ese periodo de tiempo, Borges Bonilla, criado en Aibonito, tenía retos distintos a los de una persona saludable: poder abrir una puerta, sostener un vaso de agua o tan siquiera levantarse de la misma cama que lo mantenía prisionero.
También, uno de sus retos era poder traspasar una verja, ejecución física tan común para otros.
Fue para el 1970, que médicos del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) lograron emitir el diagnóstico de artritis reumatoide juvenil, por lo que tuvo la oportunidad de recibir sus primeros tratamientos con anti-inflamatorios y terapia física y ocupacional.
El paciente William Borges revela que bailar salsa ha sido de gran ayuda en su
proceso de recuperación por lo que eligió la escultura al compositor Catalino “Tite” Curet Alonso para la sesión de fotos.[/caption]
No obstante, los años de juventud de Borges Bonilla estuvieron fuera de los esquemas de la vida normal de un adolescente.
A pesar de sus primeros tratamientos a base de inyecciones de sales de oro, Borges Bonilla aún veía que su vida se consumía entre las dolencias, frustraciones e impedimentos que le provocaban la enfermedad.
Fue entonces, que William decide recorrer otros caminos que estuviesen matizados por nuevas energías que le dieran un impulso. Entonces, encontró las canciones de Mercedes Sosa y su composición de “Gracias a la vida”.
Siendo un paciente de protocolos de la Casa de Salud del Centro Médico, Borges Bonilla logró convertirse en asistente de investigación.
“Comencé a ver a otros pacientes como yo y eso me daba la oportunidad de aconsejarlos y ayudarlos. Luego, pude lograr convertirme en coordinador del Programa de Adiestramientos de la División de Reumatólogos del Recinto de Ciencias Médicas (RCM), donde trabajé por más de 30 años”, recordó orgulloso el hoy padre de familia de 63 años de edad.
Precisamente, el poder ayudar a otros, una de sus pasiones, fue parte de la terapia de rehabilitación que junto a la música de Tite Curet , de vez en cuando, convirtió una artritis reumatoide en una enfermedad en remisión.
Más allá, procreó una familia con la Dra. Tomacita Cancel. Este matrimonio tuvo dos hijos: el cardiólogo William Borges Cancel y la Dra. María Teresa Borges Cancel, catedrática auxiliar en el RCM.
“Son las vivencias más bonitas que tengo de vivir con mi condición. Es un aliciente para esta condición que está y no está. Yo he tenido una vida plena”, formuló emocionado el coleccionista de canciones puertorriqueñas y quien se ejercita levantando pesas y caminando.
“Es agobiante porque hay momentos en los que uno se quiere caer, pero hoy en día existen mejores tratamientos donde los pacientes tienen la oportunidad de tener una vida normal. Hay que buscar ayuda y lo que puede motivarnos a continuar hacia adelante. Yo lo encontré en la música”, expuso.
Hoy día, Borges Bonilla funge como vicepresidente de la Fundación de Enfermedades Reumáticas (FER) y aunque retirado, continúa dando voluntariamente su ayuda a otros pacientes que más lo necesiten.“Se puede vivir con artritis reumatoide”, concluyó firme.