Las enfermedades reumáticas afectan a las articulaciones, los músculos, tendones y huesos. Algunas, como la artritis reumatoide, lenta y progresivamente causan dolor, deformidad, dolores crónicos e incapacidad en articulaciones, músculos, tendones y huesos. Por tanto, afectan en gran medida la calidad de vida de quienes la padecen y las personas más cercanas a ellos.
El impacto psicológico negativo que tiene sobre el paciente puede llegar a todos los ámbitos de su vida y afectar a las relaciones que tienen con las personas de su entorno, especialmente con la pareja.
Cómo mejorar la calidad de vida de estos pacientes es una de las grandes recomendaciones de especialistas. Sin embargo, la sexualidad no es uno de los temas que suele tratarse en las consultas para pacientes con enfermedades reumáticas.
“Sin embargo, ¿sabías que la prevalencia de los problemas sexuales en personas que sufren este tipo de afección varía entre un 36 y un 70%? Esta cifra es real y además aumenta con la duración de la enfermedad”.
Según especialistas de la Sociedad Española de Reumatología, existen barreras en pacientes para referirse a su sexualidad y presentan temor a exponer el tema.
Se han descrito estos problemas en pacientes con artritis reumatoide, artropatía psoriásica, síndrome de Sjögren, lupus eritematoso sistémico, esclerodermia, espondilitis anquilosante o artrosis de cadera.
“Además, enfermedades como el síndrome de Sjögren, sequedad vaginal o vaginitis pueden provocar coitos dolorosos. En la esclerodermia y en el fenómeno de Raynaud, la esclerosis de los dedos y las úlceras digitales pueden interferir en el tacto y la estimulación sexual”.
Por otro lado, las lesiones psoriásicas en los genitales pueden dificultar las relaciones sexuales.
“Por otro lado, los hombres con espondilitis anquilosante, lupus eritematoso y artritis reumatoide podrían presentar episodios de impotencia. Además, disfunción eréctil y disfunción testicular”.
Existen diversas causas que provocan estos problemas sexuales; por un lado, si la enfermedad se encuentra en una fase de alta actividad y aparece el dolor, la fatiga y la rigidez; es frecuente que se reduzca el deseo sexual.
Además, algunos pacientes a menudo tienen alteraciones en su imagen corporal debido a deformidades. Esto puede llevar a una pérdida de autoestima y a una disminución de la satisfacción sexual.
¿Qué podemos hacer para mantener una buena salud sexual?
Estos problemas suelen tener solución en la mayor parte de los casos y el hecho de introducir algunos cambios en la vida cotidiana puede ayudar a superar la situación. Lo cierto es que las parejas deben ajustar la actividad sexual de acuerdo con el deseo y la condición física del paciente. Te proponemos las siguientes recomendaciones:
- Planificar la actividad sexual para los momentos del día con mayor energía, en los que la afección cause menos molestias, puede fomentar las relaciones. Además, se recomienda descansar y relajarse; tomar una siesta antes de la actividad sexual y tomar analgésicos 30 minutos antes de la misma.
- Evitar las temperaturas bajas: tomar una ducha o baño caliente y usar una manta eléctrica para mantener una temperatura agradable.
- Procurar encontrar placer en el entorno. Sábanas de satén en la cama, encender velas perfumadas y poner música pueden crear una atmósfera que fomente las relaciones.
- Usar posiciones sexuales distintas. Los pacientes deben buscar las posiciones más apropiadas para evitar el dolor y/o usar almohadas para estar más cómodos.
- Usar gel lubrificante íntimo ayuda a disminuir molestias durante las relaciones.
Recuerda siempre que la comunicación es clave para cualquier relación. Como pareja debemos compartir sentimientos positivos y negativos, así sea el dolor, los miedos, las emociones.