Las protuberancias óseas o nódulos en las articulaciones de los dedos son un signo de la osteoartritis. Las que se presentan en las articulaciones distales de los dedos son conocidas como nódulos de Heberden, mientras que las protuberancias en las articulaciones medias de los dedos se llaman nódulos de Bouchard.
En algunas ocasiones, se pueden presentar sin razón alguna aunque también puede ser el resultado de un trauma o lesión en el dedo.
Este tipo de nódulos se desarrollan en casi la mitad de los pacientes que padecen artritis reumatoide (AR), teniendo una alta tendencia hereditaria y afectando en mayor medida a las mujeres sobre todo, en una edad entre los cuarenta y los sesenta años.
Algunos de los signos con los que los puedes detectar son enrojecimiento súbito, hinchazón, dolor y sensibilidad en las articulaciones afectadas, mientras que en otras, las protuberancias aparecen gradualmente, con poco o nada de dolor.
A pesar del entumecimiento en las yemas de los dedos o a lo largo de las manos, esta condición no tiende a generar problemas serios en todas las articulaciones, por lo que, realizar trabajos con las manos no es un impedimento.
Estos nódulos de Heberden o Bouchard aparecen con regularidad primero en un dedo y después en los otros y para tratarlos, lo más recomendable son los ejercicios de amplitud de movimiento y las terapias
En casos de mayor gravedad o en los que la osteoartritis ha avanzado puede recurrirse a la cirugía para reconstruirse la zona afectada.
Los nódulos tienden a desarrollarse en brotes durante las fases activas de la enfermedad y suelen localizarse en puntos de presión como la superficie extensora del brazo, el tendón de Aquiles, el área isquiática y en las superficies flexoras de los dedos.
Como en muchas ocasiones lo hemos recomendado, debes estar alerta a los cambios que se presenten en tu cuerpo para consultar con tu especialista y encontrar el mejor tratamiento.