Un estudio publicado por la revista ‘Rheumatology’, y realizado por investigadores de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido; y el Hospital de Addenbrooke examinaron si el líquido sinovial producido durante la artrosis es capaz de excitar directamente los nervios sensoriales que irrigan las articulaciones de la rodilla (los nervios responsables de transmitir señales dolorosas).
La investigación demostró la manera en la cual, los pacientes con artrosis se ven afectados cuando el lubricante viscoso -que normalmente permite que las articulaciones se muevan suavemente-; se vuelve menos viscoso, desencadenando una respuesta dolorosa de las células nerviosas.
Cuando se produce inflamación, el cuerpo genera un mayor número de células dentro y alrededor de la articulación; a su vez estas células liberan sustancias inflamatorias en el líquido sinovial (el lubricante que permite que las articulaciones se muevan suavemente).
Esta patología se ha considerado en su mayoría, un trastorno degenerativo, en el que el dolor se produce por el daño y el desgaste del hueso y el cartílago. Sin embargo, en los últimos años se ha hecho la aclaración de que no se limita sólo al daño del cartílago; sino que es una falla de toda la articulación, que junto la inflamación contribuye de manera importante al dolor padecido por los pacientes.
Resultados
Los investigadores obtuvieron líquido sinovial de pacientes con artrosis en el Hospital de Addenbrooke y de donantes post mortem sin enfermedad articular conocida. Luego incubaron los nervios sensoriales de la rodilla aislados de ratones en líquido sinovial sano o con artrosis y registraron la actividad de estos nervios.
El equipo evidenció que cuando se incubaron con líquido sinovial artrósico, los nervios de la rodilla eran más excitables. Los nervios también mostraron un aumento en la función de TRPV1 (Un receptor de gran importancia para la fisiología sensorial y del dolor).
A pesar de que ya se sabía desde 1959 de la presencia de productos químicos inflamatorios en el líquido sinovial de la artrosis; esta es la primera evidencia de que este líquido puede excitar directamente los nervios sensoriales; y por tanto, es un contribuyente importante a la experiencia del dolor de un individuo.
