La osteoporosis, una enfermedad degenerativa que vuelve a los huesos cada vez más porosos y, por tanto, frágiles. De hecho, literalmente, osteoporosis significa ‘hueso poroso’.
Esta fragilidad hace que los huesos se fracturen con facilidad y que provoquen más de 330 mil fracturas en huesos al año, sobre todo en vértebras, caderas y antebrazos. Estas fracturas aumentan exponencialmente con la edad y suponen una causa importante tanto de morbilidad como de mortalidad en la población anciana, de hecho, una de cada cinco personas que sufren una ruptura de cadera muere en el trascurso de los seis meses siguientes.
Difícil de detectar, la osteoporosis es una enfermedad asintomática que sólo da la cara cuando está en un estado avanzado, por ello, prevenirla y detectarla a tiempo para ralentizar su evolución es primordial para evitar las temidas fracturas.
¿Qué la provoca?
La osteoporosis es la enfermedad ósea más común que provoca el deterioro progresivo de los huesos. Esto se debe principalmente a la edad, pues la capacidad de regeneración del hueso disminuye con la edad. A lo largo de nuestra vida, nuestro organismo sigue reabsorbiendo el calcio suficiente para que los huesos se mantengan fuertes, pero cuando esta capacidad de absorción es inferior a la velocidad a la que el hueso se degenera, los se vuelven menos densos y aparece la osteoporosis.
Además de la edad (tener más de 60 años), el principal factor de riesgo, hay otras circunstancias que contribuyen a la aparición de esta enfermedad:
- Ser mujer. La osteoporosis afecta principalmente a las mujeres, quienes tienen más de un 30% de probabilidades sufrir una fractura por esta causa, sobre todo después de la menopausia, cuando desciende en nivel de estrógenos. Los hombres tienen un riesgo del 13%.
- Tener antecedentes familiares.
- Estar delgado. Tener un índice de masa corporal inferior a 19 predispone a padecer osteoporosis.
- Algunas enfermedades, como lupus, diabetes tipo 1 o de la glándula tiroides.
- Una alimentación pobre en calcio y vitamina D, o factores que disminuyan su absorción.
- El consumo excesivo de alcohol o café.
- Fumar.
- Sedentarismo.
- Algunos medicamentos tomados de forma habitual, como los inhibidores de la bomba de protones (como el omeprazol) o los corticoides.
- Estar expuesto a la contaminación, pues un estudio reciente, ha encontrado una asociación entre la exposición a la contaminación del aire y una peor salud de los huesos.
¿Se puede prevenir?
La degradación del tejido óseo, al igual que los del resto del cuerpo, es un proceso inevitable según cumplimos años. Tampoco podemos evitar ser mujer o sufrir una determinada enfermedad, pero hay factores relacionados con nuestro estilo de vida que sí dependen de nosotros. Llevar a cabo una vida saludable seguir algunos consejos no garantiza que no vayamos a padecer osteoporosis, pero sí reduce las posibilidades y ralentizarán la enfermedad. Por ello, para reducir las probabilidades de padecer osteoporosis podemos actuar en tres frentes:
• La alimentación: Para prevenir la osteoporosis la alimentación de be ser sana y equilibrada poniendo el acento en dos nutrientes: el calcio y la vitamina D. La segunda es esencial para absorción del calcio y para fortalecer los músculos. Que no nos falten depende de nuestra alimentación (suplementada si es necesario), que debe ser rica en pescado graso, lácteos, frutos secos, legumbres, verduras de hoja verde y huevos; y de la exposición solar, que deberá ser adecuada y responsable. Bastará un paseo diario al aire libre para obtener la vitamina D que necesitan nuestros huesos. Se calcula que, para disminuir el riesgo de osteoporosis, las personas de 50 años o más deben ingerir al día 1.200 mg de calcio y de 800 a 1000 UI de vitamina D.
• El Ejercicio: Practicar ejercicio físico regularmente ayuda a mantener la salud ósea, pues contribuye a aumentar la densidad mineral de los huesos y disminuye el riesgo de futuras fracturas. Además, si lo practicamos al aire libre obtendremos la vitamina D que necesitamos. El ejercicio adecuado depende del estado físico de cada uno, pero en general, se recomiendan ejercicios que contribuyan a fortalecer la musculatura, como las pesas, y las articulaciones, como correr, subir escaleras, etc.
• Evitar hábitos tóxicos: Como el alcohol o el tabaco, pues reducen la absorción del calcio, la vitamina D y de otros minerales esenciales para la salud de los huesos, como el fósforo y el magnesio. También favorecen el descenso de estrógenos,
• Realizarse revisiones periódicas: Después de la menopausia o las personas que tengan un mayor riesgo de padecer osteoporosis, deberán realizarse periódicamente una densitometría. Esta prueba mide con precisión la masa ósea y permite hacer un diagnóstico precoz de la enfermedad, lo que permitirá establecer un tratamiento para frenar la enfermedad antes de que se produzcan las temidas fracturas y mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes.