Ante posibles fracturas o fisuras se generan preguntas sobre cómo ayudar a sanar rápidamente una ruptura ósea.
Estas situaciones siempre resultan dolorosas, sin importar la parte del cuerpo que se haya visto comprometida, pero que, si no se trata correctamente puede traer repercusiones para el resto de la vida.
Todos los huesos pasan por tres etapas durante su proceso de recuperación:
- La inflamación: empieza inmediatamente después de la fractura del hueso y dura varios días. Cuando el hueso se fractura se produce sangrado en el área, lo que produce inflamación y coagulación de sangre en el sitio de la fractura. Esto provee la estabilidad estructural inicial y el marco para la producción de nuevo hueso.
- La producción de hueso comienza cuando la sangre coagulada formada por la inflamación es remplazada por tejido fibroso y cartílago, conocidos como “callosidades suaves”. A medida que avanza la curación, las callosidades suaves son remplazadas por hueso duro, conocido como “callosidad dura”, que es visible en las radiografías varias semanas después de la fractura.
- La remodelación del hueso: la fase final de la curación del hueso se prolonga durante varios meses. En la remodelación, el hueso continúa formándose y se vuelve compacto, regresando a su forma original. Además, mejora la circulación sanguínea en el área. Una vez lograda la adecuada curación del hueso, el soportar peso (tal como pararse o caminar) estimula la remodelación del hueso.
Ahora bien, es importante tener en cuenta que la curación de los huesos es un proceso complejo, el éxito depende de cada paciente, normalmente se tardan entre seis a ocho semanas. En el caso de los niños, estos se curan más rápido.
Consejos para una óptima curación ósea
- Sigue una dieta saludable que contenga abundante calcio y vitamina D.
- Cuida bien de su escayola o férula.
- Sigue las instrucciones del profesional de la salud de hacer reposo y/o ejercicios físicos.
- Asiste a todas las visitas de seguimiento indicadas por tu médico.