El exceso de ácido úrico en el organismo es el causante de la gota, este se acumula en distintas partes del cuerpo como las articulaciones, los riñones o los tejidos blandos.
El tratamiento aplicado a los pacientes con gota tienen como objetivo minimizar las dolencias derivadas de la enfermedad, disminuir los niveles de ácido úrico en la sangre y evitar en la medida de lo posible la reaparición de los ataques.
Tratamientos
Para ello, dentro del tratamiento de la gota en primer lugar se prescribirán analgésicos y antiinflamatorios no esteroideos. Estos deberán comenzar a tomarse en cuanto se adviertan las primeras señales de un nuevo ataque.
Se recomiendan diclofenaco, indometacina y dexketoprofeno. Sin embargo en pacientes con insuficiencia renal o problemas con este tipo de fármacos, como ancianos, se pueden usar corticoides como la prednisona.
También puede ayudar a aliviar el dolor el reposo y la aplicación de compresas frías en la zona afectada.
Colchicina
Actualmente la colchicina (previene los ataques de gota) se emplea menos que en el pasado porque está siendo sustituida por otros compuestos que no presentan efectos adversos (náuseas, vómitos, diarreas, entre otros). Además, este fármaco sólo es eficaz si se administra al inicio del episodio.
Para disminuir los niveles de ácido úrico en sangre, el medicamento más empleado es el alopurinol. Este compuesto reduce la formación de ácido úrico por el organismo.
Debemos recordar que al inicio de este tratamiento se origina un descenso brusco en los niveles de ácido úrico en sangre y esto puede desencadenar un ataque de gota también, por lo que se debe acompañar de colchicina para contrarrestar dicho efecto.
En los últimos años se añade a este tratamiento el Febuxostat, que reduce los niveles de ácido úrico en sangre, y que se utiliza sobre todo para aquellos a los que el alopurinol no les resulta eficaz o para los que esté contraindicado por insuficiencia renal por ejemplo.
Recomendaciones dietéticas para la gota
Además del tratamiento farmacológico de la gota, es importante llevar un control estricto de la dieta.
Conocer los alimentos con alto contenido en purinas es un punto clave para evitar agravar la enfermedad.
Así, los pacientes con gota deben evitar el consumo abusivo de los siguientes alimentos:
- Alimentos ricos en proteínas, tales como carne, pescado, etcétera. Si es posible, evitar completamente el marisco, vísceras y pescado azul.
- Disminuir el consumo de legumbres, champiñones, espárragos, espinacas y coliflor.
- Evitar lo máximo posible alimentos ricos en grasas y alimentos fritos.
- Reducir al mínimo el consumo de alcohol.
- Alimentos que no comportan riesgo son las frutas, verduras, huevos, cereales, patatas, pan, azúcares, leche y quesos.
Hábitos saludables para el paciente con gota
La modificación de la dieta es una parte muy importante a la hora de tratar adecuadamente y convivir con la enfermedad, pero no es el único aspecto de la vida diaria que deben tener en cuenta los pacientes de gota.
En el caso de que el paciente sea obeso es muy recomendable bajar de peso. Esta tarea debe llevarse a cabo de forma progresiva, puesto que una disminución brusca puede provocar la formación de cálculos de ácido úrico en el riñón (a causa de un aumento de la concentración del mismo en la sangre).
El ejercicio regular, además de ayudar a mantener un peso adecuado, fortalece el organismo, mejora el flujo sanguíneo, y aporta flexibilidad a las articulaciones.
No todos los deportes son adecuados para estos pacientes; deben evitarse los deportes de impacto y practicar otros como natación, estiramientos, etcétera.
Un programa adecuado de ejercicios, diseñado por un profesional, puede suponer una terapia muy válida a la hora de reducir molestias.
Por último, un punto que no debe olvidarse es el descanso. No debe abusar de la resistencia de la articulación, ya que está además tenderá a fatigarse con mayor facilidad de lo que lo haría una articulación sana. Determinadas técnicas de relajación pueden contribuir a controlar el dolor, y siempre ayudarán al paciente a sobrellevar la enfermedad con mayor energía.