Pese a la diversidad y complejidad de las más de doscientas enfermedades reumáticas, dentro de ellas la artritis, existe un denominador común para todas ellas que la inmensa mayoría de los reumatólogos puertorriqueños parece tener muy claro: el gran impacto que estas patologías producen en la vida laboral y calidad de vida de afectados en una escala que va desde la reducción de la capacidad para el trabajo hasta la incapacidad laboral permanente.
Así lo exponen varios estudios que se han realizado en la Isla de manera independiente por el Departamento de Salud, el Centro para la Prevención y Control de Enfermedades y el Programa Coordinado de Prevención de Enfermedades Crónicas y Promoción de la Salud.
Otra pesquisa con características diferentes –impulsada por la Fundación Puertorriqueña de Enfermedades Reumáticas- que también busca crear el perfil del paciente reumático puertorriqueño, revela que la condición más prevalente entre este grupo de pacientes es la artritis degenerativa.
Como afecciones más comunes, los reumatólogos plantean las enfermedades cardiovasculares. Por ejemplo, el síndrome coronario agudo, la perdida de densidad ósea, debilidad muscular, el síndrome de Sjögren, envolvimiento pulmonar, síndrome de túnel carpiano, la anemia, entre otras.
El padecimiento continúa en ascenso en la Isla, desencadenado condiciones como la depresión y diabetes. Arecibo, Mayagüez y Ponce constituyen las regiones con mayor prevalencia ajustada por edad.
Estudios recientes demuestran que la prevalencia de artritis en ambos sexos responde a las siguientes cifras: mujeres (cerca del 31%) y hombres (alrededor del 17,3%). Asimismo, la enfermedad es más frecuente en mujeres de 30 a 50 años de edad.
“Como parte de los factores de riesgo entre personas con artritis, figuran el sobrepeso, consumo excesivo del alcohol y hábito de fumar”.
En este sentido, la Revista Puertorriqueña de Medicina y Salud Pública (MSP) reunió a especialistas en Reumatología para hablar sobre la mejor manera de manejar esta enfermedad crónica durante la convención de la Asociación de Reumatólogos de Puerto Rico.
Junto a esta constatación del deterioro laboral causado por las enfermedades reumáticas, coexiste todavía un gran desconocimiento sobre ellas y al día de hoy persisten falsos mitos como que frente a las mismas no hay mucho que clínicamente se pueda hacer o que sólo afectan a personas mayores.
Por desgracia, no se trata de una cuestión banal desde el momento en que tal ignorancia -en especial en lo que se refiere a los síntomas-puede retrasar peligrosamente el diagnóstico y, consiguientemente, el tratamiento adecuado que podría detener o incluso revertir el proceso de la enfermedad.
De esta forma, se evita el daño estructural de las articulaciones, la disminución de la calidad de vida y el aumento del gasto sanitario. Resulta urgente tener la determinación y el conocimiento para establecer como prioridad en los planes de salud esta enfermedad y ofrecer un diagnóstico precoz. Imperativo es también un toque de atención a las políticas sanitarias en vigor.
Por: Redacción Artritis y Reumatología