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Cómo los virus podrían causar enfermedades reumáticas

Artritis viral

El desarrollo de artralgias y artritis son manifestaciones que pueden venir acompañadas con infecciones virales. Los virus más comunes causan artritis y artralgias como parvovirus, hepatitis B, hepatitis C, la rubéola y las alfavirus.

Fisiopatología

No hay virus que esté implicado como causa de las formas comunes de artritis inflamatoria crónica, tales como artritis reumatoide o lupus eritematoso sistémico, sin embargo, los virus son capaces de desencadenar síntomas reumáticos a través de una variedad de diferentes mecanismos. Los virus pueden causar efectos por diversos mecanismos que dependen de factores del huésped, incluyendo la edad, el género, la genética, historial de infecciones y la respuesta inmune.

Invasión directa

Los virus pueden invadir directamente la articulación, lo que puede resultar en la infección de la membrana sinovial o de otros tejidos de las articulaciones. Este mecanismo es usado por la rubéola y virus de la vacuna contra la rubéola, a pesar de que el aislamiento viral de una articulación es algo que ocurre rara vez. Otros virus pueden aislarse incluyendo parvovirus y enterovirus, estos dos se han podido aislar con éxito del líquido articular.

La formación del complejo inmune

Partículas virales como los viriones completos o antígenos virales pueden actuar como componente antigénico de complejos inmunes formados por la respuesta humoral a la infección viral. Estos complejos inmunes pueden depositarse en las articulaciones y la piel, lo que lleva a artralgias, artritis y erupciones cutáneas, esto es común y ha sido documentado en los casos de infección por hepatitis B, alfavirus, hepatitis C, que se presenta a través de la formación de crioglobulinas, y parvovirus. Los anticuerpos dirigidos contra los antígenos virales pueden también tener una reacción cruzada con antígenos de tejido, un proceso conocido como mimetismo molecular.

Virus latentes y desregulación inmune

Los virus pueden establecer infecciones persistentes en que las células huésped permanecen metabólicamente activas que expresan antígenos virales en su superficie celular. Estos antígenos se convierten en un objetivo para el sistema inmune, lo que resulta en el desarrollo de reacciones inflamatorias crónicas. Esta situación no se ha evidenciado en los tejidos sinoviales en el hombre, pero se ha visto con la infección por lentivirus en animales que da lugar a una forma crónica de la artritis caprina.

Los virus también pueden infectar directamente los elementos del sistema inmunológico y esto puede conducir a una alteración inmunológica primaria, que eventualmente puede producir signos o síntomas de la autoinmunidad y enfermedades reumáticas.

En muchos pacientes con enfermedades autoinmunes, una complicación potencial de la terapia inmunosupresora es la reactivación de virus patógenos que han permanecido latentes. Los más comúnes que se han identificado son virus de la varicela-zoster, hepatitis B, el virus, virus de Epstein-Barr y Poliomavirus JC virus.

En muchos casos en donde se han reactivado la infección de Epstein-Barr se han observado en pacientes con artritis reumatoide o artritis idiopática juvenil en productos biológicos como los inhibidores de TNF o rituximab.

Síntomas

Los pacientes con artritis viral tienen a presentar una enfermedad poliarticular simétrica que puede consistir en artralgias solos o una artritis verdadera que puede simular una enfermedad reumática. Por lo general, los signos y síntomas musculoesqueléticos son vistos durante el pródromo o coincidente con la aparición clínica de la infección. El dolor articular suele ser el inicio y puede ir acompañado con una erupción cutánea.

Las artralgias y artritis generalmente no persisten o reaparecen en la mayoría de los casos de artritis viral. Las excepciones a esta regla son infecciones por virus de la rubéola, parvovirus y alfavirus. Pero se ha demostrado que la artritis viral no conduce a la artritis crónica persistente o enfermedades de las articulaciones destructivas.

Diagnóstico

Se debe establecer el diagnóstico de la artritis viral con el contexto clínico. En algunos pacientes el diagnóstico puede ser una fuerte sospecha sobre bases clínicas debido a una erupción clásica (rubéola), rash facial (parvovirus), hallazgo físico (agrandamiento de parótida en las paperas, la ictericia en la hepatitis B o infección por virus de la hepatitis C) o inicia después de la vacunación contra la rubéola.

En muchos casos, el diagnóstico de la artritis viral se hace difícil porque se caracteriza por no tener presencia única de que es típico de la artritis viral. Muchos síntomas son de carácter general como la fiebre, artralgias o rash y se ven en diferentes tipos de trastornos. La artritis puede ocurrir antes de la aparición de los principales signos de la infección viral.

Tratamientos

La terapia en la artritis viral por lo general va dirigida a aliviar los síntomas y en el mantenimiento de la función. Los pacientes con la afección son tratados con fármacos analgésicos y antiinflamatorios no esteroideos en dosis utilizadas en cualquier enfermedad inflamatoria. La terapia física y ocupacional puede ser iniciada, si es necesario, para mantener o mejorar la función o el uso de glucocorticoides ya sea por vía oral o mediante inyección intraarticular.