La parafina es un hidrocarburo que deriva del petróleo o del carbón y que, además de ser utilizado para el sector textil, también se utiliza para la creación de productos cosméticos y para el tratamiento de determinadas afecciones reumatológicas, artritis, contracturas o para aliviar el dolor muscular, entre otras.
En este sentido, es frecuente encontrar tratamientos basados en baños de parafina en clínicas fisioterapéuticas y estéticas, pero ¿en qué consiste realmente? ¿Cuáles pueden ser sus beneficios?
¿Cuáles son sus principales usos en terapia?
Los baños con esta cera proporcionan calor superficial en las zonas del cuerpo afectadas, como las manos o los pies, con el propósito de reducir el dolor y mejorar la circulación. Por ello, esta técnica se utiliza para el tratamiento de la artritis o de la artrosis y algunos estudios han comprobado su eficacia con técnicas de movilización para la rehabilitación de la rigidez de la mano postraumática.
Alivia los “síntomas y la calidad de vida” en pacientes postraumáticos con rigidez de tobillo.
Asimismo, el tratamiento en clínicas de fisioterapia con baños de parafina junto con técnicas de movilización articular pueden mejorar “los síntomas y la calidad de vida en pacientes postraumáticos con rigidez de tobillo”, como evidencia este estudio, al igual que para reducir el dolor en pacientes con osteoartritis de la mano como terapia a corto plazo.
Como destacan en la Arthritis Foundation, uno de los consejos para controlar el dolor producido p or esta patología, que provoca una inflamación en las articulaciones, es el empleo de tratamientos con frío y calor. Esto se debe a que “el calor relaja los músculos y estimula la circulación sanguínea”
¿Cómo se aplica un baño con parafina?
Una de las técnicas más habituales para aplicar la parafina es “sumergir la zona a tratar en un recipiente que contenga parafina a una temperatura que oscile entre los 50 y 55 grados”, explican en el centro de especialidades médicas Isidro y Márquez. Otra opción es aplicar este producto en la zona afectada mediante una brocha, pincel u otra herramienta similar.
Después de introducir la zona afectada, hay que dejar enfriar y mantener durante 15 minutos.
Tras introducir la zona durante unos segundos y una vez que la parafina esté impregnada en la piel “se debe dejar enfriar lentamente” para que se forme una capa que guarde el calor. En algunos casos es recomendable “envolver la zona con plásticos para que el calor se guarde durante más tiempo”, explican. Se debe mantener esta envoltura durante aproximadamente 15 o 20 minutos y, por último, retirar la cera sólida de la zona tratada.