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Niveles adecuados de vitamina D podrían ayudar a controlar la Artritis Reumatoide

Es bien conocido el papel de la vitamina D en el mantenimiento de los niveles de calcio y de la salud de los huesos. Muchos estudios sugieren que  la vitamina D tiene muchos efectos beneficiosos para la salud, entre ellos regular la respuesta inmune.

La mayor parte de la vitamina D se produce en el cuerpo humano mediante la acción de la luz solar, mientras que se obtienen cantidades muy pequeñas a través de la dieta.

Algunos estudios han sugerido que el género (hombre/mujer) puede afectar a los niveles de vitamina D, sin embargo los resultados son contradictorios.

Niveles bajos de vitamina D afectan negativamente a la masa ósea provocando osteoporosis en los adultos. Además, la deficiencia de esta vitamina también se ha relacionado con la aparición y mantenimiento de otras enfermedades, entre las que se incluyen: enfermedades cardiovasculares, enfermedades pulmonares, el asma alérgica, la diabetes tipo 2 y las enfermedades autoinmunes.

La mayoría de las enfermedades autoinmunes son más prevalentes en mujeres que en hombres. La gravedad de los síntomas, el curso de la enfermedad, la respuesta al tratamiento y la supervivencia global también pueden diferir entre hombres y mujeres con enfermedades autoinmunes.

Existe una creciente evidencia que sugiere una relación entre las hormonas sexuales y la vitamina D

Se han publicado los resultados de una revisión en la que se resume el impacto de la vitamina D y la autoinmunidad con un enfoque especial en su interacción con los estrógenos, hormonas sexuales femeninas.

Los investigadores de esta revisión concluyen en que la vitamina D tiene un papel clave en la modulación de la función inmunológica con importantes consecuencias sobre el mantenimiento de la salud y la aparición de enfermedades, en particular de los trastornos autoinmunitarios.

Niveles bajos de vitamina D se han asociado a mayor riesgo de aparición de enfermedades autoinmunes y/o a una mayor actividad de la enfermedad.

Se han realizado varios estudios sobre el uso de la vitamina D en el tratamiento o prevención de estas enfermedades.

Sin embargo, las dosis óptimas y la duración de este tratamiento no están definidas hasta el momento porque pueden variar entre pacientes, dependiendo de la edad y del género (hombre/mujer).