Los complementos alimenticios junto a medidas como evitar el sobrepeso, hacer ejercicio físico o mantener la higiene postural ayudan a mantener la salud articular desde la juventud hasta la vejez
Con los años la capacidad de regeneración de los huesos y del cartílago de las articulaciones disminuye. A largo plazo esta situación puede desencadenar en osteoartritis. El dolor es el primer síntoma, al que le sigue la rigidez de la articulación y la falta de funcionalidad. La buena noticia es que ese proceso puede prevenirse, hay formas de cuidar las articulaciones muy eficazmente y conviene hacerlo desde jóvenes. Una amplia gama de complementos alimenticios sirven para cuidar de los huesos y de la salud articular y suman sus efectos al de algunos hábitos de vida saludables, como evitar el sobrepeso. Esta es la manera de cuidar las articulaciones a cualquier edad:
1. Ni un kilo de más: El sobrepeso y la obesidad afectan directamente a las articulaciones sinoviales, las responsables de los movimientos que nos permiten agacharnos, sentarnos o ponernos de pie. El cartílago articular es un tejido flexible y fuerte, preparado para soportar cargas pesadas, pero no para hacerlo de forma permanente, como ocurre si una persona tiene un peso excesivo. En esa situación, esa membrana lisa y resbaladiza que permite a los huesos moverse sin fricción se ve afectada y, como consecuencia, también la movilidad.
2. El agua es vida. Tiene un doble efecto; por una parte, conserva las articulaciones bien lubricadas, y por otra, ayuda a mantenerse en un peso adecuado. Una vida saludable es un elixir articular. Por eso, los especialistas insisten también en que se eviten los hábitos tóxicos, fundamentalmente dos: alcohol y tabaco. Entre otras secuelas, fumar tiene un efecto inflamatorio que afecta a todo el organismo, también a las articulaciones.
3. La higiene postural, imprescindible: La lesión por esfuerzo repetitivo (LER) aparece en el cuello, los hombros o las muñecas por la reiteración de un movimiento y la sobrecarga articular y muscular que produce. Para evitar su aparición es clave adquirir hábitos posturales correctos tanto en el trabajo como en el resto de actividades. Hay que reducir los movimientos repetitivos sobre la misma articulación, vigilar la postura al sentarse y flexionar las rodillas al levantar peso, y también cuidar el descanso nocturno: elegir un buen colchón y almohada que se ajuste a la anatomía y dormir en una postura cómoda.
4. La salud entra por la boca: Según la edad y las condiciones individuales, así debe ser la dieta. Lo importante es que sea saludable y equilibrada. Como norma general hay que evitar la ingesta de azúcares industriales y reducir los alimentos ricos en purinas porque generan ácido úrico, cuyo exceso genera gota e incide en otras patologías del aparato locomotor. Las carnes rojas, las vísceras y los mariscos, así como los espárragos, la coliflor o los puerros son algunos de los alimentos con alta concentración en purinas.
5. Ten un especialista a mano.¿Sientes dolor y molestias en alguna articulación? ¿Practicas deporte intensivo? ¿Tienes artrosis o alguna otra enfermedad degenerativa articular? ¿Tienes un trabajo de gran esfuerzo físico? En estas situaciones se impone el consejo profesional que asesore sobre la incorporación de complementos alimenticios para la salud de las articulaciones.
6. Muévete, tus articulaciones te lo agradecerán. Para movernos necesitamos que la orden la dé el cerebro y que se involucren nervios, huesos, músculos y articulaciones, con sus ligamentos y tendones asociados. Un factor fundamental para que ese engranaje, del que forman parte 206 huesos y más de 300 articulaciones, funcione al cien por cien es practicar una actividad física moderada al menos dos horas y media por semana, repartidas en tres o cuatro sesiones. De esta manera se contrarresta el deterioro musculoesquelético asociado al envejecimiento.