La osteonecrosis, también llamada necrosis avascular, necrosis óseaisquémica o necrosis aséptica es una condición que afecta al tejido óseo. La anomalía se produce cuando el suministro de sangre a áreas específicas del hueso se interrumpe o pierde definitivamente. En consecuencia, mueren las células del hueso y la médula ósea. Si bien no es una patología perceptible, se descubre cuando la sección de hueso necrosada se debilita y colapsa. A menudo, esta afección se manifiesta cuando uno o varios huesos de una articulación presentan esta patología.
Usualmente, esta dolencia se presenta en el fémur, rodillas, tobillos, hombros y el húmero, en el brazo.
No se conoce una causa concreta de la osteonecrosis. Sin embargo, la enfermedad está asociada a una mala curación de fracturas o dislocaciones. También a traumas severos que dañen irreversiblemente las arterias de las articulaciones y extremidades, vasos sanguíneos tapados por partículas de grasa, células falciformes y otros factores que obstruyan la libre circulación de la sangre por el organismo.
Síntomas y diagnóstico
En etapas iniciales, la osteonecrosis puede ser causante de artritis, pérdida de movilidad o movilidad reducida de las articulaciones. Con el paso del tiempo, el dolor que provoca el tejido óseo muerto es el principal indicador de esta patología, que debe tratarse a tiempo para que los daños en el hueso no sean muy severos.
Este síntoma aparece de forma progresiva, especialmente después de permanecer mucho tiempo de pie o de hacer actividades físicas que impliquen usar las extremidades. Sin embargo, si se trata de osteonecrosis avanzada, el dolor permanece constante incluso en posiciones de reposo.
La detección temprana de esta enfermedad es imprescindible para detener su progresión y evitar una pérdida total del hueso. Si se sospecha de osteonecrosis, el médico realiza una resonancia magnética (IRM), un método que permite detectar esta patología antes que el hueso sufra daños severos, entre ellos las deformidades producidas por la artritis que causa la enfermedad.
En el caso de que la osteonecrosis no se detecte a tiempo, la necrosis no solo ocurre en el hueso sino en la articulación más próxima al área en que surge la lesión. En estas situaciones, la enfermedad solamente puede detectarse a través de rayos X.
Por lo general, el tratamiento de la osteonecrosis depende del estadío en que se descubra la condición. A menudo es una combinación de fármacos contra el dolor y fisioterapia. En los casos más graves, el único tratamiento posible es la extracción del hueso enfermo y la implantación de una prótesis articular.