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Hiperlaxitud articular y sus síntomas

Cuando hablamos de “hiperlaxitud articular”, nos referimos al aumento exagerado de la movilidad de las articulaciones. Todos conocemos personas que son más “elásticas”, siendo el caso extremo el de los contorsionistas. Los diferentes estudios confirman que es más frecuente la hiperlaxitud en las mujeres que en los varones, oscilando su frecuencia entre un 5-15 % de la población. También sabemos que es mayor en la infancia y disminuye al aumentar la edad.

En ocasiones esta hiperlaxitud se acompaña de dolor en el aparato locomotor y entonces definimos este cuadro como “síndrome de hiperlaxitud articular”. Este trastorno fue descrito por vez primera en 1957 (Rotés-Querol), al relacionar la hiperlaxitud con diversos trastornos del aparato locomotor. La frecuencia del síndrome (hiperlaxitud+síntomas) no está bien establecida, pero la mayoría de las personas hiperlaxas (muy elásticas) no tienen síntomas por su mayor elasticidad, ya que sólo un 5-10 % sufren algún tipo de problema. En la literatura médica anglosajona este síndrome es conocido como “síndrome de hipermovilidad benigno”, pues resulta importante diferenciarlo de otras enfermedades congénitas del tejido conectivo, como por ejemplo los síndromes de Ehlers-Danlos o Marfan, que pueden cursar con hipermovilidad articular, pero también con otras manifestaciones potencialmente graves, como trastornos vasculares (aneurismas, roturas de vasos), oculares (luxación del cristalino), piel muy extensible, etc. Desde el punto de vista del aparato locomotor, en estas enfermedades pueden aparecer luxaciones recurrentes (en hombros, rótulas y articulaciones temporomandibulares), deformidades en columna vertebral (cifoescoliosis), disminución de la tensión muscular (hipotonía muscular), y derrames periódicos en las articulaciones en relación con traumatismos que pueden conducir al desarrollo de artrosis.

El conjunto de todas estas enfermedades puede englobarse con el término de “síndromes de hiperlaxitud”. A continuación nos referiremos especialmente al síndrome de hipermovilidad benigno, que es el que los reumató logos ven con más frecuencia en la consulta.

Síntomas

Los síntomas que produce pueden ser de lo más variado, pero los más frecuentes son el dolor en músculos y articulaciones, sobre todo en los miembros inferiores. Su aparición, con frecuencia, está relacionada con las sobrecargas repetidas sobre alguna articulación. Los dolores pueden comenzar durante la infancia o la adolescencia y persistir, a temporadas, durante toda la vida. En ocasiones se llegan a producir derrames articulares, normalmente con ocasión de un esfuerzo o sobrecarga de la articulación, sobre todo en las rodillas. A veces se pueden escuchar “chasquidos articulares” que no tienen importancia pero que resultan desconcertantes y alarmantes para quien los percibe.

Determinadas enfermedades de los tejidos blandos, como tendinitis, capsulitis, etc., pueden presentarse con mayor frecuencia. También podrían ser más frecuentes las torceduras de tobillo, las tortícolis de repetición, las dislocaciones articulares, las lumbalgias, las escoliosis o desviaciones de columna y los pies planos. Se han publicado estudios que asocian la hiperlaxitud ligamentosa de la rodilla a una mayor predisposición para padecer artrosis de la misma.

Existen manifestaciones fuera de las articulaciones, siendo las más comunes el aumento de la elasticidad de la piel y una mayor facilidad para la aparición de equimosis (“moratones”), a veces sin recordar ningún golpe, o bien con traumatismos mínimos. Igualmente ha sido descrita una mayor predisposición a padecer varices y hernias. Se ha constatado la relación entre la laxitud articular y los trastornos de ansiedad