El factor reumatoide es un autoanticuerpo que puede ser producido en algunas enfermedades autoinmunes y que actúa contra las inmunoglobulinas G (IgG), formando inmunocomplejos que atacan y destruyen tejidos saludables, como el cartílago de las articulaciones, por ejemplo.
De esta forma, la identificación del factor reumatoide en la sangre es importante para investigar la presencia de enfermedades autoinmunes, como por ejemplo lupus, artritis reumatoide o síndrome de Sjögren, que normalmente presentan valores elevados de esta proteína.
El factor reumatoide es la única prueba inmunológica que, desde 1987, forma parte de los criterios
de clasificación de la Artritis Reumatoide por la American Rheumatism Association, por lo que se ha usado
ampliamente como útil herramienta en el diagnóstico diferencial en pacientes con esta enfermedad,
pues aproximadamente el 70 % de ellos presentan factor reumatoideo positivo.
Esto ha generado alta confusión en los pacientes, al asociar el factor reumatoide positivo necesariamente con una enfermedad reumática, cuando no están ligadas obligatoriamente una a la otra. De hecho, un artículo publicado en la Revista Científica Villa Clara, en Cuba, aclara a los expertos que este examen no es suficiente para el diagnóstico y detección de la enfermedad, pues es necesario complementar el diagnóstico con algunas pruebas clínicas y exámenes físicos que comprueben la presencia de daño articular causado por el propio sistema inmunológico.
“Se ha convertido en un examen que muchas veces se indica como parte de un chequeo habitual, por lo que llegan a nuestra consulta especializada de Reumatología pacientes con factor reumatoideo positivo, sin síntomas ni signos articulares, y con un examen físico totalmente normal”, mencionan los investigadores. “Esto nos motivó a realizar la presente revisión, con el objetivo de aclarar a los profesionales del sector, especialmente a los más jóvenes, el verdadero valor de esta prueba, que si bien nos ayuda en el diagnóstico y pronóstico de la artritis reumatoidea, por sí solo no es suficiente”.
Ahora bien, el factor reumatoideo, cuando se presenta en pacientes con artritis reumatoidea, se asocia frecuentemente a manifestaciones extraarticulares, por lo que tiene un valor pronóstico, pues nos hace pensar en una artritis más agresiva. Entre las manifestaciones, generalmente se observan nódulos reumatoideos, angeítis de pequeños vasos, neuropatía periférica, uveítis, pericarditis, entre otros.
Asimismo, altos títulos de factor reumatoideo se asocian con mortalidad elevada, y las principales causas
corresponden al desarrollo de enfermedades cardiovasculares, infecciosas, pulmonares y renales. “También se dice que los familiares de primer grado de pacientes con artritis reumatoidea pueden tener anticuerpos positivos a la enfermedad, en niveles mayores que la población general, sin que eso suponga un riesgo añadido de padecerla”, señalan los investigadores.
Fuente consultada:
Suárez RBL, Hernández MVJ. ¿Es siempre un factor reumatoideo positivo indicador de enfermedad reumática?. Medicentro. 2012;16(3):154-161.