Las enfermedades reumáticas son una causa común de consulta para el médico general y, a su vez, los costos derivados de su manejo tanto directos como indirectos son enormes. Se caracterizan por alteraciones de las estructuras del aparato locomotor, producidas por diferentes enfermedades: autoinmunes, metabólicas, infecciones, degenerativas, etc.
Todas ellas producen dolor, que es el síntoma más común y frecuente tanto de las enfermedades articulares como la artritis reumatoide (AR), y las no articulares, como la fibromialgia (FBM). Aunque el dolor se define como una sensación desagradable causado por estímulos nociceptivos, el concepto abarca tanto lo social como el dolor físico. La mayoría de los estudios de dolor y sueño, en enfermedades reumáticas, han encontrado una alta prevalencia de insomnio, y muchos de los síntomas diurnos, como la rigidez matutina, el dolor y la fatiga, pueden estar relacionados con un patrón de sueño no reparador.
“Las enfermedades reumáticas están estrechamente relacionadas con la personalidad y con trastornos psicológicos y psiquiátricos, siendo los más frecuentes la ansiedad y la depresión”.
La ansiedad es una respuesta patológica del ser humano ante ciertas situaciones de la vida cotidiana en forma de estrés. La depresión es un estado de ánimo negativo, que hace que el paciente pierda la capacidad y el deseo de enfrentarse ante cualquier situación, y ante la vida cotidiana. El ejemplo más claro de la relación que existe entre la personalidad, el estrés, la ansiedad y la depresión, con las enfermedades reumáticas es la FBM, aunque también se encuentra asociación con otras enfermedades como la AR.
Dentro de las enfermedades reumáticas, las más prevalentes son la osteoartrosis (OA), seguida por la FBM, el lumbago, las artropatías inflamatorias y la espondilitis anquilosante (EA). La AR afecta entre el 0,4-0,7% de la población. La prevalencia, las consecuencias funcionales y el elevado impacto socioeconómico de estas enfermedades las han convertido en un problema de salud pública, en los países desarrollados.
En forma similar, la prevalencia de enfermedades reumáticas tales como los síndromes regionales, OA, AR, gota y FBM, presentaron variaciones relativamente sustanciales
“La FBM es un síndrome altamente complejo que cursa con dolor de forma crónica y generalizada, junto a una amplia variedad de otros síntomas y signos, como la fatiga, la depresión, los desórdenes gastrointestinales y los problemas de sueño“.
La etiología de la FBM todavía es objeto de estudio, se trata de un problema de origen cerebral y no una enfermedad del sistema periférico, implicándose diversas anomalías neuro-químicas, neuro-endocrinas, inmunológicas, musculares, psicológicas y alteraciones del sueño. La principal causa de la FBM es la sensibilización central, que se define como una respuesta dolorosa aumentada a la estimulación en el sistema nervioso central. Esta condición es similar a la que se presenta en otras enfermedades caracterizadas por dolor crónico, como lo son el síndrome del intestino irritable, la cefalea tensional, los trastornos de la articulación temporo-mandibular, el síndrome miofascial, el síndrome de dolor regional complejo, el síndrome de las piernas inquietas y el trastorno por estrés postraumático.
Esta sensibilización central consiste en una mayor excitabilidad de la vía sensitiva y dolorosa, esta mayor excitabilidad es producto de estímulos dolorosos repetitivos, que llevan a una modulación endógena deficiente del dolor. La plasticidad neural está modificada a largo plazo en los pacientes con FBM, de tal forma que un estímulo doloroso repetido, o un estímulo normalmente no doloroso, se percibe con mayor dolor al compararlo con personas sin este trastorno, manteniéndose esta condición durante la vida.
“Asimismo, se ha observado que la FBM presenta un desorden en el procesamiento general del dolor, aspecto que se evidencia por las alteraciones neuroquímicas, descenso de la serotonina y ascenso de la sustancia P en el líquido cefalorraquídeo. La serotonina es un neurotransmisor que actúa como inhibidor en las vías de transmisión del dolor a nivel del asta posterior de la médula espinal, y se encuentra a bajos niveles, aumentando la hipersensibilidad al dolor en los individuos con FBM”.
La controversia sobre la asociación entre la FBM y los problemas psicológicos continúa siendo un tema de investigación, sin resultados concluyentes, siendo la clínica depresiva la más frecuente. Por otro lado, entre el 70-90% de los pacientes con FBM refieren trastornos del sueño, expresados como un sueño no reparador, ligero e inestable. Existe acuerdo general en que la fragmentación del sueño y la disminución del sueño lento profundo son las 2 modificaciones principales del sueño en pacientes con FBM.
“Ambos síntomas, depresión y trastornos del sueño, son alteraciones comunes en procesos con dolor crónico”.
Los resultados encontrados en este estudio, aunque no son concluyentes, apuntan al desarrollo de un manejo multidisciplinario de los pacientes con dolor en enfermedades reumáticas, en el que se debe incluir no solo al ortopedista, al reumatólogo o la clínica del dolor. También, deben incluirse líneas de intervención psicoterapéuticas y terapias de rehabilitación integral, con el fin de centrarse en la modulación emocional del paciente y en elaborar diversas actividades ocupacionales como lo son el ejercicio físico, esto con el fin de disminuir la atención prestada al propio dolor.
Fuente: Revista Colombiana de Reumatología