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Entendiendo el efecto placebo en reumatología

El término placebo es utilizado tanto por médicos como por el público en general y usualmente se refiere a algún tratamiento o intervención que carece de cualquier efecto medible. Sin embargo, tiene efectos clínicamente relevantes en una gran variedad de enfermedades, por lo que es importante conocer este fenómeno y no descartarlo como un aspecto irrelevante en la práctica de la medicina basada en ciencia.

La palabra placebo viene del latín placere, que literalmente significa “complacer”. El término se utiliza para referirse a un tratamiento farmacológicamente inerte. En el pasado el placebo constituía una opción terapéutica para muchas enfermedades, debido a la falta de tratamientos efectivos. Posteriormente pasaron a formar parte fundamental en la medicina basada en evidencia al ser el comparador de referencia en la mayoría de los ensayos clínicos. Sin embargo, el tratamiento con placebo puede incidir en distintos aspectos de múltiples enfermedades de manera clínicamente importante. Un ejemplo de esto es su papel en el tratamiento de la osteoartritis.

La osteoartritis es una de las enfermedades en las cuales se ha descrito a detalle el efecto placebo. Esta enfermedad es la causa más común de artritis y puede manifestarse con dolor articular, rigidez, limitación en la funcionalidad y deterioro en la calidad de vida.

A pesar de su prevalencia no existe un tratamiento curativo y una gran parte de las terapias sintomáticas muestra un tamaño del efecto relativamente pequeño (0,31 para reducción del dolor).

Un ejemplo del efecto placebo en reumatología es paracetamol, que aunque ha sido recomendado en algunas guías para el manejo del dolor de la osteoartritis, tiene un efecto prácticamente negligible. En contraste, el placebo por sí mismo puede resultar en una mejora importante de los síntomas de la osteoartritis. En promedio, los pacientes que reciben placebo para el tratamiento de la osteoartritis reportan una reducción del dolor en 75%, una mejora funcional en 71% y una mejora en la rigidez de 83%, cuando se compara con pacientes que no recibieron ningún tratamiento.[2]

El tamaño del efecto aumenta con la agresividad del tratamiento que está coadyuvando, con la intensidad del dolor y con la invasividad de la administración (p. ej., se ha demostrado que el placebo inyectado es más efectivo que una tableta).[3]

Aunque se ha observado mejora en parámetros reportados por los pacientes, cuando se realizan mediciones como rango de movimiento, fuerza muscular y circunferencia de la rodilla, no se observan mejoras significativas. Es decir, aunque exista una mejora en parámetros subjetivos, las mediciones objetivas no parecen tener una respuesta similar.[4]

Por tanto, el efecto placebo parece un buen adyuvante a la terapia convencional, aunque no parece alterar la progresión de la enfermedad, puede ayudar a los pacientes a sobrellevar los síntomas de la osteoartritis.

Dr. F. Javier Merayo Chalico