¿Padeces de cervicalgia y quieres tratarla?, lo primero que se debe realizar es un diagnóstico completo de los síntomas cervicales que poseas. Posteriormente, se debe aplicar una exploración clínica que incluya un análisis de la postura, la movilidad cervical, las zonas en donde existe dolor y un chequeo de la función de nervios y músculos en brazos y piernas.
Por medio de radiografías simples, se podrán ver las vértebras cervicales y dar un diagnóstico que en la mayoría de casos permite encontrar la causa del dolor cervical y así recetarle al paciente el tratamiento necesario para tratar dicha anomalía.
En caso de que tu problema necesite un análisis más detallado, se recurrirá a usar procedimientos como: TAC, RMN o electromiografía; este último se encarga de estudiar la conducción nerviosa mediante agujas que captan los potenciales nerviosos. Este examen se realiza después de que hayan pasado al menos tres semanas de la lesión, en este punto ya se puede apreciar el daño que han sufrido los nervios.
Otra estrategia para tratar la cervicalgia es por medio de analgésicos, antiinflamatorio, relajantes musculares y en ocasiones, corticoides. Esto depende la gravedad de la lesión y siempre, bajo la orden de tu médico.
Ya en casos específicos y bastante graves se podría recurrir a una intervención quirúrgica. Este procedimiento es poco frecuente, se lleva a cabo cuando las molestias no cesan con los tratamientos previamente mencionados, también porque existe una alteración anatómica, se presentan fracturas o luxofracturas o ya en un caso más drástico, compromete el sistema neurológico.