Por: Redacción Artritis y Reumatología
La enfermedad de Lyme es causada por la presencia de las bacterias borrelia burgdorferi y borrelia mayonii. Son transmitidas a través de la picadura de una garrapata. Estas bacterias inicialmente pasan a la piel y luego ingresan al torrente sanguíneo. Esta enfermedad suele afectar con más frecuencia a personas que viven en zonas boscosas. Esto debido a que allí hay mayor presencia de garrapatas.
Los síntomas en la enfermedad de Lyme suelen aparecer aproximadamente un mes después de la picadura. Entre los síntomas más frecuentes se encuentran erupciones en la piel, dolor en músculos y articulaciones. Además, dolor de cabeza, escalofrío, fatiga, fiebre; e incluso, en los casos avanzados de la enfermedad pueden aparecer problemas neurológicos como la parálisis temporal de un lado del cuerpo.
La sintomatología característica de la enfermedad de Lyme puede ser confundida con signos producidos por otras patologías; por esto el médico tratante debe realizar exámenes de laboratorio que le permitan confirmar la presencia de la bacteria en el cuerpo. Es importante tener en cuenta que en las primeras etapas de la enfermedad los resultados pueden ser negativos; y aún así tener alguna de las bacterias que causan la enfermedad.
Cuando la enfermedad de Lyme no se detecta y trata de forma rápida puede producir complicaciones como problemas neurológicos. Además, inflamación crónica en articulaciones como la rodilla, deterioro de la memoria y problemas del corazón.
La enfermedad de Lyme suele tratarse con antibióticos orales durante un par de semanas. Esto, en los casos en los que se diagnosticó la enfermedad de forma rápida. Cuando la patología se ha desarrollado y se evidencian complicaciones en el cuadro clínico es necesario el suministro de antibióticos por vía intravenosa. Y realizarlo durante un periodo más prolongado.