El largo periodo de confinamiento ha tenido consecuencias en las personas mayores: fragilidad, más riesgo por caídas y una reducción drástica de la autonomía personal son las principales secuelas físicas.
Las personas mayores han sido las que más han sufrido el impacto de la pandemia de la COVID-19. No solo el virus les puede afectar de manera más grave, sino también el confinamiento les ha dejado más secuelas físicas. Así lo afirma un estudio de Investigación ENFYRED (Entrenamiento, Actividad Física y Rendimiento Deportivo) de la Universidad de Zaragoza y la Clínica Nasser.
Disminución de la actividad durante el confinamiento
Durante los meses de confinamiento, las personas de la tercera edad vieron su actividad física reducida, lo que ha tenido consecuencias en su estado físico.
“La disminución de la actividad y movilidad a lo largo del día, junto con el aumento del tiempo sedentario, tienen importantes consecuencias negativas para la salud”, advierte el doctor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, Carlos Castellar, responsable de este estudio.
Las iniciativas para realizar deporte desde casa ayudaron a mantener el estado físico de muchas personas. Sin embargo en las personas de tercera edad esta ha sido más difícil de llevar a cabo ya que debido a su fragilidad, necesitan personal especializado que les ayude y supervise.
Más dificultades para recuperar la forma física
Para las personas más jóvenes recuperar la condición física tras los meses de inactividad no supone un gran problema, pero en el caso de los mayores puede ser más complicado.
“Conforme avanza la edad, la recuperación de la condición física y de la funcionalidad tras un largo periodo de inactividad en personas mayores va a requerir mucho más tiempo y esfuerzo” agrega el doctor Castellar.
Consecuencias de la falta de actividad
El estudio de la Universidad de Zaragoza y la Clínica Nasser, analizó el estado físico de más de 40 personas de una residencia de la tercera edad mediante 3 pruebas: un test de equilibrio, otro de velocidad de marcha y un test de levantarse y sentarse de la silla sin ayuda de los brazos.
El equilibrio y el levantamiento de la silla fueron los ejercicios en los que se observó un mayor deterioro del estado físico. Los efectos físicos han sido mayores en aquellas personas que antes del confinamiento ya eran frágiles. En algunos casos, han quedado con importantes limitaciones funcionales.
El estudio concluye que durante el confinamiento se ha agudizado el deterioro funcional de las personas de la tercera edad, lo que puede tener un gran impacto en su calidad de vida.
· Aumento de fragilidad
· Incremento de riesgo de caídas
· Reducción drástica de la autonomía personal.
Prevenir el deterioro físico tras el confinamiento
Para evitar el deterioro y recuperar el estado físico anterior al confinamiento, es importante iniciar programas de actividad física adaptados a las personas de la tercera edad.
“Se trata de rehabilitar la musculatura deficiente, con medidas de alivio que provoquen una correcta vascularización de las zonas tratadas”, explica el doctor Nasser.
Comienza por desinflamar las estructuras, realimentar y rejuvenecer los tejidos, limpiando la articulación y oxigenando los tejidos dañados con técnicas mecánicas, concluye el especialista en Unidad del Dolor.