La fiebre del running ha hecho que cada vez sea más consciente de la importancia de conocer cómo pisamos para evitar lesiones, pero no solo los corredores pueden beneficiarse de ello, también permite mejorar la salud general.
Todos deberían hacerse un estudio de la pisada en algún momento de la vida, así de rotundo se muestra Juan Carlos Montero, podólogo experto en biomecánica y vocal de comunicación del Colegio Oficial de Podólogos de la comunidad de Madrid (COPOMA).
¿Pero en qué consiste esta prueba y por qué es tan importante para la salud?
Cómo se hace el análisis del pie
Gracias al estudio de la pisada o estudio biomecánica de la marcha como lo llaman los podólogos, se puede conocer desde cómo apoyas los pies cuando camina a la fuerza que soporta cada uno de ellos, pasando por el movimiento de las articulaciones o dónde se sitúa el centro de gravedad.
Es como una especie de radiografía en movimiento de sus pies.
La prueba, que suele durar entre 30 y 45 minutos, básicamente consta de tres fases:
– Exploración en camilla: en un primer momento nos fijamos en la forma de los pies, su arco, cómo están situados los huesos, la movilidad de las articulaciones.
– Estudio estático: la persona pasa a ponerse de pie en una plataforma de presiones, una especie de alfombra que tiene unos sensores de presión por cada centímetro cuadrado, aclara el doctor.
La plataforma está conectada a un ordenador, en el que se ve la huella que dejan ambos pies con áreas de diferente color (verde o rojo) en función de la presión que aguantan. Para que se haga una idea de cómo es la imagen, piense en un mapa del tiempo en el que se marcan las zonas con más y menos riesgo de incendio: sería algo muy similar, pero con la forma de la planta de los pies.
Este aparato permite hacer de manera sencilla, diferentes mediciones: cuál es el ángulo que forman la pierna y el pie, si hay una buena flexibilidad del pie cuando está apoyado.
– Estudio mientras se mueven: esta tercera fase es importante porque, al caminar, muchas veces varían algunos de los parámetros que se observan en la segunda fase. Por ejemplo, la huella de una persona en estático pueden indicar que su posición en neutra lo que quiere decir no ejerce más presión ni para dentro ni para fuera, pero al caminar se marca mucho más la zona de dentro del pie y esto indica que es pronador.
Estos datos se recogen pisando la plataforma de presión mientras se camina. Para hacer un estudio meticuloso de la marcha pueden utilizarse también cintas de correr y cámaras de vídeo que graban el movimiento y permiten hacer un estudio de la pisada en las diferentes fases de la marcha.
“Muchas veces podemos observar algún tipo de matiz biomecánico, por ejemplo, e la fase de impulso, que es cuando nuestro pie está preparado para avanzar y esto nos proporciona información muy útil a la hora de hacer el diagnóstico y de marca un posible tratamiento”, matiza Montero.
Una prueba útil para todos
El estudio de la pisada se conoce, sobre todo, por el uso que se da en medicina deportiva. Gracias a él, el rendimiento de las personas que corren pueden mejorar mucho.
Pero no es, ni mucho menos, la única utilidad de esta prueba, que para cada edad tienen sus beneficios según el vocal del COPOMA.
En los niños, permite diagnosticar y gracias a ello, corregir problemas más difíciles de solventar a medida que cumplimos años, como un pie plano o caminar con los pies hacia adentro. En la edad adulta es útil para prevenir y aliviar dolores de espalda, de rodilla, de cadera.
“Cuando nuestros pies no tienen un buen posicionamiento o no nos proporciona una buena estabilidad, al final lo que hacen es que no trasladan un buen equilibrio al resto del cuerpo y muchas veces por este mal equilibrio”, puede aparecer tendinitis en la rodilla, dolor lumbar, explica el experto.
Con un correcto tratamiento podológico, en base a los resultados del estudio de la pisada, esto se puede mejorar e incluso revertir.
Las plantillas previenen problemas articulares que pueden llegar a ser graves.
En los mayores “se modifica el patrón de las marchas, porque el cuerpo se va desgastando, hay cambios en la morfología del pie, aparecen juanetes” indica el doctor. “Todo esto provoca una inestabilidad que es muy importante valorar para ofrecer alternativas de mejora”.
Tanto en estos casos como para mejorar el rendimiento deportivo, en base a los resultados del estudio biomecánico pueden diseñarse plantillas a medida, pautar una serie de ejercicios o recomendaciones respecto al calzado más adecuado en función del tipo de pie y de pisada.