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La tomografía computarizada cardiaca se puede utilizar para la detección sistemática de osteoporosis

En un nuevo estudio se ha determinado una ventaja de la tomografía computarizada cardiaca no solo para valorar la salud cardiaca, sino para evaluar la frecuencia de fracturas y la potencial osteoporosis a través de la densidad mineral ósea de vértebras dorsales.

“Estos resultados representan un paso hacia la evaluación y el reconocimiento de la utilidad clínica de la detección oportunista de la densidad mineral ósea mediante tomografía computarizada cardiaca”, afirmaron la Dra. Josephine Therkildsen, del Hospital de la Unidad Occidental en Herning, Dinamarca, y sus colaboradores. El estudio fue publicado el 14 de julio en Radiology.

Para determinar si el análisis adicional de la tomografía computarizada cardiaca podría ayudar a determinar la densidad mineral ósea y su asociación con la frecuencia de fracturas, los investigadores iniciaron un estudio observacional prospectivo de 1.487 pacientes daneses con potencial arteriopatía coronaria, en quienes efectuaron estudios de tomografía computarizada cardiaca entre septiembre de 2014 y marzo de 2016. Su media de edad era de 57 años (desviación estándar [DE]: 9; intervalo: 40 – 80). Casi todos los pacientes eran de raza caucásica, y 52,5% (n = 781) de ellos de género femenino.

Todos los participantes fueron objeto de una tomografía computarizada cardiaca sin intensificación con medio de contraste, de la cual se midió la densidad mineral ósea volumétrica de tres vértebras dorsales a través de software semiautomático disponible en el comercio. Su media de densidad mineral ósea era de 119 mg/cm3 (DE: 34) sin que se observara ninguna diferencia significativa entre pacientes masculinos y femeninos.

De los 1.487 participantes, 695 correspondieron a la categoría de densidad mineral ósea normal (> 120 mg/cm3); 613 a densidad mineral ósea baja (80 – 120 mg/cm3), y 179 a densidad mineral ósea muy baja (3). La mediana de seguimiento fue de 3,1 años (rango intercuartílico: 2,7 – 3,4).

La aparición de fracturas ocurrió en 80 pacientes (5,4%), de los cuales 48 eran mujeres, y 32 hombres. Los pacientes que sufrieron fracturas eran significativamente mayores, en comparación a aquellos sin fracturas (media: 59 años frente a 57 años; p = 0,03). De los 80 pacientes con fracturas, 31 estuvieron relacionadas con osteoporosis.

En un análisis sin ajuste los participantes con densidad mineral ósea muy baja tuvieron más frecuencia de cualquier fractura (hazard ratio [HR]: 2,6; intervalo de confianza de 95% [IC 95%]: 1,4 – 4,7; p = 0,002), y de fractura relacionada con osteoporosis (HR: 8,1; IC 95%: 2,4 – 27,0; p = 0,001). Después del ajuste con respecto a edad y género, sus frecuencias se mantuvieron significativamente mayores para cualquier fractura (HR: 2,1; IC 95%: 1,1 – 4,2; p = 0,03), y para las fracturas relacionadas con osteoporosis (HR: 4,0; IC 95%: 1,1 – 15,0; p = 0,04).

“El concepto de utilizar tomografía computarizada realizada con un propósito diferente permite ser oportunista”, comentó la Dra. Ethel S. Siris, de la Columbia University y directora del Toni Stabile Osteoporosis Center del Columbia University Medical Center, New York-Presbyterian Hospital en Nueva York, Estados Unidos. Al atender a personas mayores, si se cuenta con el software y el radiólogo lo utiliza para reanalizar la tomografía computarizada y valorar los huesos, esto sin duda es una forma de estimar quién puede tener riesgo de fracturas futuras.

“Desde un punto de vista práctico, es difícil imaginar que alguna vez llegue a reemplazar las pruebas de densidad mineral ósea convencionales mediante la absorciometría de rayos X de energía dual. Dicho esto, lamentablemente la osteoporosis se infradiagnostica, pues a las personas no se les efectúan pruebas de absorciometría de rayos X de energía dual.

Este estudio demostró que si se tiene acceso a la tomografía computarizada de la columna dorsal o incluso lumbar, y si se dispone del software necesario, se pueden hacer afirmaciones legítimas acerca de si las cifras son bajas o muy bajas. A lo que esto conduciría (espero) es que algunos especialistas en medicina interna dijeran: ‘Esto podría ser un factor predictor de riesgo de fractura. Deberíamos comenzar a darle tratamiento’. Y luego efectuar seguimiento con una prueba de absorciometría de rayos X de energía dual habitual”.

¿Va a ocurrir esto? No lo sé. Pero lo fundamental del estudio es: todo lo que pueda ayudar a que los médicos procuren evaluar el riesgo de fractura de un paciente es bueno”, agregó.

Cualquiera que sea el motivo para la tomografía computarizada cardiaca, esta puede ayudar a diagnosticar osteoporosis

Este estudio refuerza que los exámenes de tomografía computarizada del tórax, en particular, pueden servir a un propósito doble valioso de detecciones sistemáticas de osteoporosis, escribieron en un editorial adjunto la Dra. Miriam A. Bredella, profesora de radiología en la Harvard Medical School y subjefa del Departamento de Radiología del Massachusetts General Hospital en Boston, Estados Unidos.

“En Estados Unidos cada año se efectúan más de 80 millones de exploraciones con tomografía computarizada, muchas de las cuales se podrían utilizar para la detección sistemática de osteoporosis sin los costos adicionales o la exposición a la radiación”, afirmó. Y gracias a los hallazgos del estudio realizado por la Dra. Therkildsen y sus colaboradores, que se basó en umbrales de densidad mineral ósea establecidos y nuevos, el vínculo entre la densidad mineral ósea de la columna dorsal y el riesgo de fracturas es más claro que nunca.

“Espero que este estudio despierte el interés en el uso de las exploraciones con tomografía computarizada torácica realizadas para otros fines, como el cribado de cáncer de pulmón, para la detección oportunista de osteoporosis y la predicción de fracturas en poblaciones vulnerables”, puntualizó.

Los autores reconocieron las limitaciones de su estudio, entre ellas, un pequeño número de episodios de fracturas en general y la imposibilidad de evaluar asociaciones entre la densidad mineral ósea y la frecuencia de fracturas en sitios específicos. Además, su cohorte en gran parte estuvo constituida por participantes caucásicos con determinado perfil de riesgo para arteriopatía coronaria; debido a diferencias étnicas en las mediciones de densidad mineral ósea, sus resultados “no pueden extrapolarse a otros grupos étnicos”.

Esta noticia fue publicada originalmente en  MDedge.com.