La osteoporosis es una enfermedad sistémica esquelética que se caracteriza no solo por una disminución de la masa ósea, sino por el deterioro de la microarquitectura de los huesos. Los huesos se vuelven más frágiles, por tanto, el riesgo de sufrir fracturas es mayor con el paso del tiempo.
Esta enfermedad hace que los huesos se debiliten y se rompan con mayor facilidad, por lo que las personas que padecen osteoporosis sufren con mayor frecuencia rupturas en huesos de las muñecas, la columna y la cadera.
Este padecimiento es silencioso pues el motivo de la pérdida ósea se va dando sin que aparezca ningún síntoma, de manera que el diagnóstico de osteoporosis puede no producirse hasta que se rompe algún hueso como consecuencia de una caída o un tropiezo. Es una afección que se desarrolla más en mujeres que hombres y en especial cuando son adultos mayores.
Los individuos suelen pensar que al tomar leche podrían no sufrir de osteoporosis, pero no es realmente así. La comercialización y la estrategia de marketing alrededor de las marcas productoras de lácteos, con el apoyo de organizaciones médicas, llevan años promoviendo una dieta rica en lácteos, argumentando que esta ayuda a reducir el riesgo de padecer osteoporosis o prevenir facturas cuando ya se padece de esta; sin embargo, esto no es del todo cierto.
En un informe de la EAE Business School, se reportó que en España se consume alrededor de 71 litros de leche por habitante al año. Sin embargo, la Sociedad Española de Reumatología dice que 2 millones de mujeres padecen osteoporosis en España y aproximadamente 75 millones en Europa, Estados Unidos y Japón. Es curioso que la mayoría de los casos se dan en aquellos países donde el consumo de leche es mayor.
Países como China o India en donde el consumo de lácteos es bajo, los índices de fracturas óseas son muchísimo más bajos en comparación con Estados Unidos o con los países escandinavos. Es cierto que la leche contiene una gran cantidad de nutrientes esenciales entre los que destacamos la presencia de calcio, vitamina D y fósforo en donde la absorción de éstos se ve reforzada por la capacidad enzimática de digerir la lactosa transformándola en D- glucosa y D-galactosa pues al parecer su contenido nutritivo no aporta beneficios en comparación con la alta presencia de lactosa, caseína y otras sustancias no tan positivas.
Estudios científicos han demostrado que el alto consumo de leche presenta efectos no deseados en el organismo, debido a la excesiva presencia de D- galactosa, un tipo de azúcar que aumenta el estrés oxidativo, el envejecimiento y la disminución de la respuesta inmune, acelerando el envejecimiento y acortando la vida.
La universidad de Harvard realizó un estudio que consistió en analizar a 78. 000 pacientes enfermos durante un periodo de 12 años y encontró que quienes habían consumido una mayor cantidad de calcio a partir de productos lácteos aumentaron de manera significativa el riesgo de fracturas, en comparación con aquellas que rara vez consumieron leche y otros lácteos.
A partir de los estudios analizados se puede concluir que el consumo excesivo de lácteos durante el día es un riesgo para la salud y puede aumentar tanto el riesgo de fracturas óseas como la muerte prematura.