La acumulación de calcio en cualquier parte del cuerpo es una patología frecuente que suele aparecer como un hallazgo casual al estudiar a la persona por otra causa distinta. En ocasiones requieren intervención para no afectar la movilidad articular.
¿Qué son las calcificaciones?
El calcio es un mineral indispensable en el cuerpo que, en condiciones normales, tiende a acumularse en los huesos y en los dientes para su correcto desarrollo y mantenimiento.
Cuando hay un exceso de calcio, éste pasa al torrente circulatorio y se elimina por la orina, sin embargo, hay veces en las que la capacidad de excreción está sobrepasa o bien hay gran cantidad de calcio libre, lo que hace que tienda a depositarse y acumularse en diferentes zonas del organismo, endureciendose y formando estas calcificaciones.
A veces la calcificación no es más que un paso habitual en el proceso de curación de cualquier lesión músculo- esquelética.
Síntomas de una calcificación
Lo normal es que las calificaciones no presenten ninguna clínica y sean un hallazgo casual al realizar una prueba diagnóstica, radiológica o ecográfica, a la persona en cuestión por otro motivo diferente.
Pero, a pesar de que la calcificación en sí no provoca síntomas, su localización sí puede producirlos, manifestándose en forma de dolor en la zona, debilidad muscular, calambre, aumento en la frecuencia de las fracturas óseas, limitación de la movilidad si afecta una articulación, masa o bulto palpable si su localización es superficial o si tiene un tamaño importante e incluso deformidades visibles en casos graves.
Dependiendo de dónde están ubicadas, pueden crear serios problemas para la movilidad del miembro afectado. Ocurre sobre todo en las que se originan en los hombros y en el hueso calcáneo cuando se manifiestan como espolones.
Por qué se producen calcificaciones
– En situaciones de arteriosclerosis, las arterias se visualizan calcificadas, lo que supone un factor de riesgo importante para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, como el infarto agudo de miocardio.
– En el caso de los acúmulos de calcio en las mamas, hay que destacar que no son signos patognomónico de malignidad ya que es más frecuente verlas en patología benigna, pero en ocasiones, sí constituyen un signo muy precoz de cáncer de mama por lo que es necesario realizar ecografías y mamografías periódicas
– Otras veces aparecen como consecuencia de enfermedades más importantes que afectan al metabolismo basal, como la enfermedad de Paget, que cursa con una pérdida excesiva de tejido óseo o una situación de acumulación desmesurada de calcio (hipercalcemia grave)
– Los tumores, ya sean benignos o malignos, también pueden provocar calcificaciones del tejido afectado.
Tratamiento para las calcificaciones
Si las calcificaciones son derivadas de otra enfermedad adyacente, el tratamiento será el del origen, es decir. Se deberá tratar médicamente la enfermedad principal para evitar que sigan formándose estos depósitos cálcicos, así, la terapia dependerá del trastorno metabólico del calcio.
Por otra parte, si la calcificación impide una correcta movilidad articular o conlleva una limitación funcional importante, la cirugía se considera el tratamiento de elección.
Cómo prevenir las calcificaciones
Es más frecuente ver calcificaciones en edades avanzadas, pero puede afectar a cualquier persona, ya sea hombre o mujer.
Existen factores de riesgo para su aparición, pero no significa que todas las personas que los sufren vayan a desarrollarlas. Entre ellos destacan:
– El consumo excesivo de alcohol
– Padecer lesiones de tipo inflamatorio
– Tener antecedentes de trastornos en el metabolismo del calcio
En caso de haber sido diagnosticado de una calcificación en las mamas, es aconsejable llevar las pruebas previas al médico en los controles anuales para poder comparar las imágenes por si hubieran variado y se sospeche malignidad.