Por: Servicio de Noticias Científicas de Medicina y Salud Pública de Puerto Rico (MSP)
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La inmunología no está atada a un ciertas afecciones cuando esta se vuelve débil. Sino que, continúa demandando que la infectología puertorriqueña asuma un rol protagónico ante su apertura con distintos patógenos de manera concomitante.
Así fue demostrado recientemente en la región norte de la isla, donde galenos del Manatí Medical Center (MMC) atestiguaron que lo que se pensó que pudieran ser lesiones cancerígenas, resultaron un cuadro infeccioso combinado entre la tuberculosis y la histoplasmosis, afección causada por hongo .
Más allá, este panorama infeccioso no se presentó en un paciente infectado por el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), sino en un paciente reumático, hallazgo que más sorprendió al grupo autor del caso como lo fue la Dra. Aracelis Nieves Rodríguez, directora asociada de la Residencia de Medicina de Familia del MMC, según relató a la Revista de Medicina y Salud Pública (MSP).
“La paciente había sido referida por una oncóloga por unas lesiones encontradas en el bazo. Nosotros también en el hospital encontramos que tenía unas lesiones y cavitaciones en el pulmón. Se le hizo una biopsia y varios estudios que determinaron que tenía tuberculosis e histoplasmosis concomitantemente. No había cáncer”, explicó Nieves Rodríguez.
“Estas condiciones usualmente se pueden presentar juntas en pacientes con VIH. Nuestra paciente estaba inmunosuprimida por otras cosas. Tenía Artritis Reumatoide”, formuló, refiriéndose a su vez a que los medicamentos para la enfermedad reumática pudieran ser los causantes de la inmunosupresión de la paciente.
Por su parte, el Dr. Lemuel Martínez, infectólogo, puntualizó que el caso pone en relieve la importancia del manejo multidisciplinario en pacientes inmunosuprimidos.
“En casos de infecciones por hongos, en especial Histoplasma, la evaluación de infectología es medular. Tanto para determinar el estadio de la enfermedad como por la selección del mejor tratamiento. Y en este caso presentado en específico, ese cuidado multidisciplinario facilitó la detección de tuberculosis la cual también se encontraba diseminado en el paciente”, formuló.
“No hay duda que los tratamientos para enfermedades reumáticas y autoinmunes son bien efectivos y han sido revolucionarios. Pero a su vez, representan un reto al tener el potencial de permitir que enfermedades silentes, previamente controladas hasta cierto punto por el sistema inmunológico, puedan resurgir años o décadas después. Tenemos las herramientas y el armamento necesario para manejar la mayoría de esos casos hoy día”, aseguró.
Se puede hacer más por la tuberculosis
Por otro lado, el también jefe de la Sección de Infectología del Hospital Doctor’s Center sostuvo que la enfermedad bacteriana de la tuberculosis es una “respetada”, pero existe aún una confusión entre tuberculosis activa (bacteria contagiosa) versus la tuberculosis latente (que no contagian a otras personas).
“Muchos de los casos de pacientes que he tratado con tuberculosis activa, ya sabían que tenían una prueba de tuberculina positiva. Entonces, ¿qué sucedió que no se les ofreció trataron cuando se detectó? Para mí, primero, no hay un entendimiento claro por parte de cuidadores de la salud entre ambas tuberculosis”, manifestó en primera parte.
“Segundo, hubo una época en la que a personas con tuberculosis latente de ciertas edades no se recomendaba tratamiento al entenderse que eran bajo riesgo a progresar a tuberculosis activa. Y tercero, todavía hay confusión en muchos profesionales de la salud en cómo evaluar a personas que recibieron la vacuna de tuberculosis”, continuó.
Finalmente, el especialista reiteró que la tuberculosis pudiera ser una amenaza nuevamente por el uso cada vez más frecuente de fármacos que suprimen el sistema inmunológico.
Este caso fue publicado en la revista británica BMS Infectious Disease: Concomitant disseminated histoplasmosis and disseminated tuberculosis after tumor necrosis factor inhibitor treatment: a case report
La inmunología no está atada a un ciertas afecciones cuando esta se vuelve débil. Sino que, continúa demandando que la infectología puertorriqueña asuma un rol protagónico ante su apertura con distintos patógenos de manera concomitante.
Así fue demostrado recientemente en la región norte de la isla, donde galenos del Manatí Medical Center (MMC) atestiguaron que lo que se pensó que pudieran ser lesiones cancerígenas, resultaron un cuadro infeccioso combinado entre la tuberculosis y la histoplasmosis, afección causada por hongo .
Más allá, este panorama infeccioso no se presentó en un paciente infectado por el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), sino en un paciente reumático, hallazgo que más sorprendió al grupo autor del caso como lo fue la Dra. Aracelis Nieves Rodríguez, directora asociada de la Residencia de Medicina de Familia del MMC, según relató a la Revista de Medicina y Salud Pública (MSP)
“La paciente había sido referida por una oncóloga por unas lesiones encontradas en el bazo. Nosotros también en el hospital encontramos que tenía unas lesiones y cavitaciones en el pulmón. Se le hizo una biopsia y varios estudios que determinaron que tenía tuberculosis e histoplasmosis concomitantemente. No había cáncer”, explicó Nieves Rodríguez.
“Estas condiciones usualmente se pueden presentar juntas en pacientes con VIH. Nuestra paciente estaba inmunosuprimida por otras cosas. Tenía Artritis Reumatoide”, formuló, refiriéndose a su vez a que los medicamentos para la enfermedad reumática pudieran ser los causantes de la inmunosupresión de la paciente.
Por su parte, el Dr. Lemuel Martínez, infectólogo, puntualizó que el caso pone en relieve la importancia del manejo multidisciplinario en pacientes inmunosuprimidos.
“En casos de infecciones por hongos, en especial Histoplasma, la evaluación de infectología es medular. Tanto para determinar el estadio de la enfermedad como por la selección del mejor tratamiento. Y en este caso presentado en específico, ese cuidado multidisciplinario facilitó la detección de tuberculosis la cual también se encontraba diseminado en el paciente”, formuló.
“No hay duda que los tratamientos para enfermedades reumáticas y autoinmunes son bien efectivos y han sido revolucionarios. Pero a su vez, representan un reto al tener el potencial de permitir que enfermedades silentes, previamente controladas hasta cierto punto por el sistema inmunológico, puedan resurgir años o décadas después. Tenemos las herramientas y el armamento necesario para manejar la mayoría de esos casos hoy día”, aseguró.
Se puede hacer más por la tuberculosis
Por otro lado, el también jefe de la Sección de Infectología del Hospital Doctor’s Center sostuvo que la enfermedad bacteriana de la tuberculosis es una “respetada”, pero existe aún una confusión entre tuberculosis activa (bacteria contagiosa) versus la tuberculosis latente (que no contagian a otras personas).
“Muchos de los casos de pacientes que he tratado con tuberculosis activa, ya sabían que tenían una prueba de tuberculina positiva. Entonces, ¿qué sucedió que no se les ofreció trataron cuando se detectó? Para mí, primero, no hay un entendimiento claro por parte de cuidadores de la salud entre ambas tuberculosis”, manifestó en primera parte.
“Segundo, hubo una época en la que a personas con tuberculosis latente de ciertas edades no se recomendaba tratamiento al entenderse que eran bajo riesgo a progresar a tuberculosis activa. Y tercero, todavía hay confusión en muchos profesionales de la salud en cómo evaluar a personas que recibieron la vacuna de tuberculosis”, continuó.
Finalmente, el especialista reiteró que la tuberculosis pudiera ser una amenaza nuevamente por el uso cada vez más frecuente de fármacos que suprimen el sistema inmunológico.
Este caso fue publicado en la revista británica BMS Infectious Disease: Concomitant disseminated histoplasmosis and disseminated tuberculosis after tumor necrosis factor inhibitor treatment: a case report