¿Qué es?
Se entiende por fibromialgia un cuadro de dolor generalizado, de más de 3 meses de evolución acompañado de fatiga, alteraciones del sueño y síntomas psicosomáticos.
En la práctica clínica el paciente suele consultar por el dolor de larga evolución y duración, inicialmente en algunas regiones que con el tiempo se van generalizando y agudizando. Con su evolución el dolor llega a producirse ante estímulos que habitualmente no provocan dolor como por ejemplo, un abrazo, al tomarse la tensión arterial, tacto desagradable con el roce.
El dolor se acompaña de otros síntomas alejados del aparato locomotor, como: el cansancio ante mínimas actividades, intolerancia al ejercicio, alteraciones del sueño, descanso poco reparador, alteraciones del hábito intestinal y la vejiga urinaria, cefaleas, dolores de mandíbula, sequedad de mucosas, disfunción sexual, alteraciones cognitivas (pérdida de memoria, dificultad para concentrarse y la comprensión, encontrar las palabras adecuadas, etc.), hipersensbilidad a factores ambientales (frío, calor, ruidos, olores, o estímulos luminosos) y síntomas ansioso-depresivos secundarios a las limitaciones funcionales que afectan a la calidad de vida del paciente.
A veces, la descripción por parte del paciente de todos estos síntomas es suficiente para establecer el diagnostico. Aunque personalmente creo es fundamental la exploración constatando hiperalgesia, alodinia y, descartando otros cuadros concomitantes y que hayan podido ser los responsables de su instauración.
Su evolución
La fibromialgia tiene un curso crónico, con brotes en relación con estresores ambientales, emocionales o físicos. Afecta fundamentalmente a un 2% de la población (principalmente mujeres en la edad media de la vida). También provoca pérdidas de jornadas laborales, abandonos voluntarios de la actividad laboral o incapacidades laborales permanentes.
En relación con la vida familiar, se ha observado un número mayor de separaciones y roturas de la unidad familiar.
¿Cómo y por qué se produce?
La enfermedad se puede producir en personas predispuestas genéticamente (existe un componente de agregación familiar y se han identificado genes relacionados con aminas que intervienen en el control del dolor), en los que han fracasado los mecanismos y estrategias adaptativas ante situaciones estrés crónico (físico, psíquico/emocional).
Estrés físico (cirugía, traumatismo, enfermedad de base) o, emocional (situación ambiental estresante) mantenidas de forma crónica, llegan a superar los mecanismos adaptativos de algunas personas. Existe un fracaso de las vías descendentes inhibitorias del dolor, con una disminución del dintel doloroso. Estímulos que habitualmente no provocan dolor, se sienten desagradables y con dolor.
El dolor acrecentado por estrés crónico provoca un desbalance de neurocitocinas (serotonina, noradrenalina, dopamina) que intervienen en el control del dolor. Se altera la fina red neuronal cerebral produciéndose cambios plásticos en el mismo que se conoce como sensibilización central y que es la responsable de síntomas en todos los órganos y sistemas:
Síntomas disautonómicos: Mal control de la temperatura, sudoración, frecuencia cardiaca, fatiga, mareos, vértigos inestabilidad, hipersensibilidad a estímulos, cefaleas, migraña, hiperreactividad de vejiga urinaria, dolor temporo-mandibular, disfunción sexual, sequedad de mucosas, y prurito, lo que genera una mala calidad de vida.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico se realiza exclusivamente por las manifestaciones clínicas. Aunque en el momento actual, el diagnóstico se puede establecer sin explorar al paciente. Personalmente creo que la exploración aporta mucha información: Hiperalgesia, Alodinia, contracturas, estigmas de otras afecciones del aparato locomotor, etc.
El especialista que puede realizar mejor el diagnóstico de fibromialgia es el reumatólogo. Cuando acudas, ve acompañada de un familiar o un amig@ porque a veces es difícil recordar todo y es fácil que se olviden aspectos relevantes de la enfermedad. Aprovecha la consulta para preguntar dudas.
La presencia de fibromialgia no descarta la existencia de otras enfermedades. Un 30% de la fibromialgia tiene otras enfermedades (Hiperlaxitud de ligamentos, artrosis, síndrome de Sjögren y artritis reumatoide).
¿En qué consiste el tratamiento?
El objetivo primordial del tratamiento debe ser mejorar los síntomas y la calidad de vida del paciente con fibromialgia.
Para ello es fundamental informar bien al paciente sobre su enfermedad y las opciones terapéuticas disponibles.
El tratamiento debe ser individualizado, combinando fármacos junto con una serie de medidas generales personalizadas (dieta, ejercicio, orientaciones para otros problemas).
El tratamiento ha de ser integral, teniendo en cuenta la comorbilidad, tratamientos, y factores ambientales corregibles. Interdisciplinar en el que pueden intervenir: Reumatólogo, Médicos de familia, psicólogos, psiquiatras, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, y enfermería.
La implicación de la paciente en el logro de estas Medidas Generales personalizadas es fundamental para la recuperación. La paciente debe ser la protagonista de su recuperación.
Alimentación: Dieta variada y equilibrada mediterránea. Con un mayor consumo de verduras y frutas, Es preferible el pescado sobre la carne, magras (sin grasa), o las de aves. Leche semi o descremada, sin lactosa, con calcio.
Evitar embutidos, mantequillas, quesos grasos, bollería y productos procesados industrialmente. Evitar alcohol, tabaco y café
Ejercicio: (andar, correr, natación, bicicleta estática, etc.) ha demostrado un beneficio claro sobre síntomas como el: dolor, ansiedad e impacto global sobre la calidad de vida.
Mejorar el sueño: Es necesario descartar otras patologías que pueden alterarlo: SAHOS, sindrome de piernas inquietas, depresión, anemia, hipotiroidismo.
Cuidar el entorno familiar y social: (amigos, familiares, asociaciones de pacientes). Suponen una gran ayuda para muchos pacientes para afrontar la enfermedad.
Tratamiento psicológico: La terapia cognitiva conductual y la reciente terapia del “mindfulness”, son las intervenciones psicológicas que han demostrado mayor eficacia para el tratamiento de la fibromialgia.
Tratamiento farmacológico: Se trata de una enfermedad crónica, y la medicación ha de ser prolongada, por ello, en la estrategia terapéutica a largo plazo es necesario tener en cuenta:
- La paciente debe de colaborar en su recuperación (Debe ser la protagonista)
- Utilizar el mínimo número de fármacos. Evitar la polifarmacia y los efectos adversos
- Ascensos terapéuticos lentos por la hipersensibilidad e intolerancias frecuentes
- Evitar efectos secundarios
- Valorar cualquier intervención quirúrgica
- No es conveniente el uso de antinflamatorios, salvo en periodos cortos de agudización o para el tratamiento de enfermedad intercurrente.
- En el control del dolor se usan