El proceso de envejecimiento suele ser el principal motivo por el cual los seres humanos pierden estatura. En medio de este proceso se produce un aplanamiento en las vértebras; con lo cual el espacio articular intervertebral se hace más estrecho y con ello se produce un descenso en la altura.
Sin embargo, existen otros factores que pueden intervenir en esta reducción de estatura, en especial aquellos vinculados con la osteoporosis:
La osteoporosis es una enfermedad que provoca la pérdida de la masa ósea y hace que los huesos se tornen más frágiles y delgados; lo que puede dar como resultado hombros redondeados, pérdida de altura y hasta fracturas dolorosas.
La palabra osteoporosis literalmente significa hueso (osteo) poroso o lleno de orificios (porosis). Las consecuencias de esta enfermedad frecuentemente se traducen en fracturas de cadera, antebrazo, clavícula, aunque las más frecuentes son las fracturas en las vértebras.
Las cuales producen una contracción en los huesos de la columna en un rango de entre un veinte y sesenta por ciento hasta llegar a provocar una pérdida de altura de hasta 10 centímetros en una persona.
Otras razones para la perdida de estatura
Otra de las razones por las cuales se presenta una pérdida de altura es a causa de las fracturas vertebrales, las cuales suelen producirse aproximadamente a los 65 años.
Muchas veces aparecen después de un mínimo esfuerzo, como levantar un objeto no muy pesado o toser y estornudar enérgicamente, causando intenso dolor en la región correspondiente de la columna vertebral
Con limitación de sus movimientos, aunque en otras ocasiones las vértebras se van hundiendo poco a poco y puede no aparecer dolor.
Asimismo, la repetición de microfracturas vertebrales también da lugar a la pérdida de la estatura y a una deformidad característica de la espalda; con aparición de una joroba (cifosis) más o menos notable.
Esta modificación causa muchos de los dolores de espalda en las mujeres incluso antes de la menopausia, pero en la gran mayoría de los casos el problema se detecta a través de radiografías cuando ya se ha perdido 25% de masa ósea.
Es por esto que los expertos hacen la siguiente serie de recomendaciones encaminadas a cambiar estilos de vida nocivos que puedan contribuir a enfermedades de los huesos:
Mantener una dieta balanceada
No sólo se debe procurar el consumo adecuado de calcio, sino también de vitamina D, ya que esta sustancia ayuda a la absorción intestinal y fijación en los huesos de dicho mineral.
Por ello, se recomienda consumir leche y sus derivados. En edades avanzadas se puede recurrir a suplementos alimenticios que ayuden a reducir el riesgo de sufrir fracturas.
Eliminar hábitos nocivos
Se ha observado que el tabaquismo, las bebidas alcohólicas, el café y los refrescos de cola disminuyen notablemente la cantidad de minerales de los huesos.
Lo anterior se debe a que sustancias como cafeína y nicotina requieren de calcio y magnesio para ser neutralizadas por el organismo y luego ser desechadas por la orina.
Deporte y movimiento
El ejercicio mantenido y progresivo mejora la fortaleza ósea y disminuye la degeneración muscular (llamada sarcopenia). No es necesario realizar proezas atléticas, por lo que se pueden efectuar actividades sencillas como baile, caminata, natación y práctica de disciplinas marciales suaves como chi kung o tai chí.
Tomar el sol
Una exposición por 30 minutos al día ayuda a que en la piel se genere la cantidad de vitamina D necesaria para permitir la absorción intestinal del calcio.
Eliminar obstáculos
Esta medida es especialmente útil para que las personas de la tercera edad prevengan fracturas tras golpes o caídas.
Será muy necesario evitar que existan en casa tapetes, superficies resbalosas, mala iluminación, cables de electrodomésticos o juguetes en el piso.
También será necesario que el anciano emplee calzado con suela antiderrapante y, de ser necesario, bastón o andadera.