Por: Rosmery Cernadas
Revista Artritis y Reumatología
La artritis y otras enfermedades reumáticas tienen un impacto gigantesco en quienes la padecen; impacto que puede afectar -incluso- su calidad de vida y la de los que les rodean. Actividades tan simples como abrir un frasco, girar una manija o peinarse resultan casi imposibles de realizar. La inflamación que provocan estas enfermedades es evidente en la reducción del movimiento articular, hinchazón y, además, dolor.
Fue precisamente, el manejo del dolor, lo que ha estado motivando -desde sus inicios- al doctor Germán Parra a continuar su labor como especialista:
“Mi tesis la hice específicamente de por qué existe el dolor en los pacientes; y cuando hice esa parte de investigación del dolor, vi que mucha parte del dolor -en su mayoría en consulta- era debido a dolores articulares”.
Fue entonces cuando el doctor percibió que generalmente en manejo del dolor articular se realiza con medicamentos químicos que poseen efectos adversos en el paciente. Según el autor, pueden ocasionar “gastritis medicamentosa, efectos adversos en cuanto a la parte renal y secuelas en el hígado.”
Surgió, así, especial interés por encontrar otras formas que permitieran al paciente controlar su dolor sin recurrir a aquellos que proporcionaban efectos adversos. Ávido de conocimiento, el doctor viajó al Viejo Continente, donde realizó sus estudios en fitoterapia y homotoxicología. Sin embargo, los años transcurridos allí no hicieron olvidar a su Colombia querida y la necesidad de su población ante este tipo de afecciones y tratamientos: “Siempre está el aporte que uno debe hacer en lo que estudia a sus sitios de orígenes”, confesó el galeno.
Nuevamente en sus orígenes, el doctor comenzó su labor fundando la Sociedad Colombiana de Fitoterapia con el interés de fortalecer el conocimiento científico en cuanto al uso de plantas medicinales; y, a partir de los conocimientos adquiridos, pudo consolidar la búsqueda de un tratamiento novedoso, uno que concediera al paciente la posibilidad de tener una mejor calidad de vida.
La búsqueda de una solución efectiva
Teniendo en cuenta los efectos secundarios de los fármacos, el doctor se propuso la misión de encontrar una respuesta; una que fuese más beneficiosa para los pacientes. Fue entonces cuando surgió un novedoso medicamento para el manejo del dolor articular
“Lo que hice fue crear un medicamento único en el mundo que tuviera una combinación óptima para regular el dolor, aliviar la inflamación y regenerar el cartílago; que tenga un efecto mínimo adverso y que no tenga interacciones con otros medicamentos”, afirmó.
Según nos comenta el galeno, todo partió de un proceso de investigación. “Empezó con algunas plantas” hasta encontrar “qué planta era más efectiva”. Fueron cuatro plantas -las más efectivas- las que marcaron el fin de esta búsqueda:
“Encontramos el harpagofito, un tubérculo africano que tiene virtudes para tratar el dolor articular y la inflamación. Además, tiene efecto antioxidante; por ello, ayuda mucho a reparar la articulación. Encontramos también la boswellia, otra raíz que ayuda mucho a la inflamación y al dolor”.
Por otro lado, el doctor refiere el uso de dos plantas suramericanas: el árnica y la chuchuguaza. Ambas para los dolores e inflamación. Las cuatro plantas fueron integradas con el fin de que el paciente tuviese un “alivio de su dolor y regeneración del cartílago”.
Efectividad del medicamento
Luego de integrar estas plantas, se comenzó el estudio de efectividad del medicamento nombrado “Dolor articular”. La investigación fue a través de una escala del dolor (10-máximo dolor/0-sin dolor). De igual manera, se determinó si existían efectos adversos; así como la dosificación necesaria en cada paciente para aliviar el dolor. “Por lo general, el paciente toma tres cápsulas al día para lograr el efecto esperado”, agregó el galeno.
Lo cierto es que la medicina ofrece múltiples formas para manejar una enfermedad y los síntomas que produce. Los fármacos no son la única opción, por eso es importante explorar otras formas de tratamiento.
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