El ejercicio físico tiene beneficios a todos los niveles, desde la salud cardiovascular hasta la prevención de enfermedades, pasando por la mejora del humor o la autoestima. Estos beneficios son aplicables a todas las edades; y los ancianos no son una excepción.
A juicio del presidente de la Sociedad Española de Medicina del Deporte (SEMED-FEMEDE), el doctor Pedro Manonelles; el ejercicio físico no sólo es beneficioso para los ancianos, “sino que es necesario”.
Los beneficios conocidos de la actividad física, en el caso de los ancianos, se une el hecho de que puede aumentar la supervivencia y, lo que es mucho más importante; permite que se mantengan más independientes durante más tiempo.
No obstante, en el caso del ejercicio físico para los ancianos, es crucial que el ejercicio físico se individualice
La individualización del ejercicio para cada persona es muy importante y va en función de sus características, como: la capacidad física, enfermedades que padece, medicación que toma o preferencias y posibilidades.
Pero en términos generales, el ejercicio más indicado para los ancianos es:
- Aeróbicas
- Ejercicios de fuerza y resistencia
- Flexibilidad y coordinación.
La actividad aeróbica puede ser:
Caminar, correr, nadar o ir en bicicleta.
Las actividades de fuerza y resistencia pueden conllevar:
La utilización de pesos pequeños con repeticiones en las articulaciones mayores del cuerpo.
Consejos
En primer lugar, es muy importante un reconocimiento médico previo, realizado por un especialista en Medicina del Deporte; para conocer todas las circunstancias que tiene la persona.
Una vez llevada a cabo la pertinente exploración, es importante que la persona comience a hacer ejercicio de menos a más, es decir, con una progresión ascendente hasta alcanzar un nivel adecuado de trabajo.
Es decir, empezar con ejercicio suave con intensidad baja o moderada y con un tiempo limitado al principio para ir incrementando la intensidad y el tiempo de entrenamiento de forma progresiva.
Es importante recordar la importancia de la alimentación e hidratación, además del reposo entre las fases del entrenamiento y reposo entre entrenamientos suficiente para una buena adaptación.
Adicionalmente el calentamiento y el estiramiento.
Posibles riesgos
En este sentido, son varios los perjuicios que pueden derivarse de la práctica deportiva en los ancianos.
En primer lugar, lesiones del aparato locomotor, por caída o golpes; lesiones por sobrecarga si se hace un trabajo excesivo y con muchas repeticiones.
Además, existe riesgo de un incidente cardiovascular, como angina de pecho o infarto de miocardio.
Por último, podría suceder que el ejercicio descompensara alguna de las enfermedades que pudiera padecer, como diabetes, borncopatía o un problema tiroideo.
Pero, en general, el ejercicio es fundamentalmente beneficioso, en este caso para los ancianos.