El síndrome regional doloroso complejo (SRDC) es un trastorno de dolor crónico. Usualmente, la patología se manifiesta después de haber sufrido alguna lesión en el área afectada, un ACV, o un ataque cardíaco. En esta afección, los niveles de dolor son más elevados de lo que, normalmente, corresponde.
De acuerdo con reumatólogos y especialistas de la Fundación Española de Reumatología, el síndrome no es una manifestación espontánea de dolor. El SRDC es un proceso de dolor que se produce por una ruptura en el sistema nervioso simpático; perteneciente al sistema nervioso autónomo y encargado de ayudar al organizo a realizar ciertas acciones; especialmente mantenerse alerta y responder ante situaciones de peligro posible. Debido a la naturaleza de manifestación, los casos de SRDC se presentan en mayor número en las extremidades y sus articulaciones.
El síndrome regional doloroso complejo también se conoce con los siguientes nombres:
- Distrofia neurovascular refleja
- Distrofia postraumática
- Síndrome de la cintura escapular
- Causalgia
Diagnóstico y síntomas
Los especialistas afirman que el diagnóstico clínico es la única vía de diagnóstico. El afectado con estos cuadros de dolor extremo y profundo, debe acercarse a su médico primario o su reumatólogo de cabecera. Este realizará un análisis del historial clínico, personal y familiar; además de realizar pruebas que denoten el nivel de afectación de la persona aquejada con el SRDC.
Sin embargo, existen una serie de síntomas que los reumatólogos asocian directamente con este síndrome. Entre ellas, las alteraciones autonómicas y sensoriales, incapacidad para realizar ciertos movimientos, sudoración. En fases crónicas, a esta sintomatología se suman los cambios de temperatura, atrofia cutánea y muscular o debilidad de la piel.
Para evitar daños a futuro, los doctores afirman que el paciente debe seguir un tratamiento multidisciplinar, bien sea por un tiempo determinado o durante toda la vida, si el paciente detecta el SRDC en estadíos avanzados. Normalmente, se combina un tratamiento farmacológico con fisioterapia y cambio de hábitos en la rutina del paciente. Como esta enfermedad no tiene cura, sus tratamientos se enfocan en minimizar los niveles de dolor y reducir los daños en el área afec
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