Los glóbulos blancos tienen como una de sus funciones reparar y reconstruir las fibras musculares que estén dañadas, sin embargo, cuando estés pasando por un episodio de gripe, estos dejaran de lado esta tarea para enfocarse en erradicar el virus de la gripe. De esta manera, los músculos quedan desprotegidos y empiezan a resentirse haciéndote sentir dolor.
Como si fueran pocos los signos que aparecen como tos, dolor de cabeza, fiebre y mucosidad, es habitual que también tengas que aprender a llevar la debilidad y las dolencias que están presentes por como mínimo 7 días.
La razón por la cual aparece el dolor articular es porque además de dejar de realizar su tarea de protección, los glóbulos blancos producen sustancias químicas llamadas citoquinas las cuales producen inflamación en músculos y articulaciones, generando un dolor similar al que sienten los pacientes con artritis leve o reumatismo.
Sin embargo, las dolencias son temporales, al atacar la infección el dolor articular disminuirá poco a poco hasta desaparecer.
No intentes continuar con normalidad con las actividades de tu día a día ya que tu cuerpo no cuenta con la misma energía. Busca espacios para descansar y permitir que los músculos se relajen.
Mientras los glóbulos blancos atacan la infección realiza la menor cantidad de actividad física posible ya que estos están más propensos a desgastarse. Si continuas haciendo tu rutina habitual, el dolor empeorará.
El aceite de menta aplicado con suaves masajes sobre las articulaciones resulta favorable a la hora de relajar los músculos.
Compresas de calor o paños calientes alrededor de la parte en la que sientas mayor dolor o un baño caliente con esencias también libera tensiones y además de esto, puede ayudarte a bajar la temperatura en casos en los que este alta.