Si un paciente con psoriasis presenta dactilitis, dorsalgia inflamatoria e inflamación de los tendones, hay que pensar en artritis psoriásica, a menos que se demuestre lo contrario.
En el Congreso de la Society of Dermatology Physician Assistants (SDPA) de 2021, Amanda Mixon, asistente médica certificada, señaló que la artritis psoriásica se presenta en 20% a 30% de los individuos con psoriasis, “pero supongo que la cifra real es más alta”. Mixon da consulta en el Colorado Center for Arthritis and Osteoporosis, en Longmont, Estados Unidos. La psoriasis suele preceder a la artritis psoriásica entre 8 a 10 años y afecta a ambos sexos por igual, por lo general en la cuarta década de vida. Los factores genéticos y los ambientales desempeñan un papel.
En la presentación clínica, 95% de los pacientes con artritis psoriásica tiene artropatía periférica consistente en sinovitis, tenosinovitis, dactilitis o entesitis, a menudo asimétricas. “Pueden tener un poco de psoriasis y una terrible artritis, o viceversa. No se correlacionan automáticamente entre sí. Lo que sí se correlaciona, no obstante, es la psoriasis ungueal. Esta se correlaciona con dactilitis, que básicamente es un dedo de la mano o del pie inflamado en forma de salchicha, lo que al parecer ocurre sin motivo aparente. Es un hallazgo característico de la artritis psoriásica, algo inevitable. Es importante derivar a estos pacientes a un reumatólogo”, destacó Mixon.
A continuación señaló que 5% de los pacientes con artritis psoriásica tiene afectación axial. “Siempre hay que preguntar a los pacientes con psoriasis si tienen dorsalgia inflamatoria, pues algunos de ellos tendrán exclusivamente afectación axial”, recomendó Mixon. Esto es diferente de la dorsalgia mecánica causada por el trabajo manual o el ejercicio excesivo, por ejemplo, señaló. “La dorsalgia mecánica mejora con el reposo. Las personas con dorsalgia inflamatoria sienten lo peor a media noche y por la mañana. Las proteínas inflamatorias alcanzan su máximo a la media noche, por lo que al despertarse se sienten rígidas. Las personas suelen decir: ‘Me siento como el hombre de hojalata’; tienen que trabajar las torceduras por la mañana. Mejora con el ejercicio, pero no con el descanso”.
Mixon añadió que este es un signo de que un paciente puede tener artritis psoriásica. “Así que cuando vean a pacientes con psoriasis, pregunten ‘¿Cómo está su espalda? ¿El dolor le despierta a media noche?'”.
Puesto que la entesitis también es frecuente en la artritis psoriásica, Mixon también hizo hincapié en preguntar a los pacientes con psoriasis si habían tenido algún problema en los tendones, como fascitis plantar o codo de tenista. La inflamación de la articulación interfalángica distal es otro signo clínico. “La artritis reumatoide es una enfermedad simétrica, pero esto no ocurre con la artritis psoriásica”, por lo que si un paciente con diagnóstico de artritis reumatoide tiene afectación de la articulación interfalángica distal, “no es artritis reumatoide”.
Los pacientes con artritis psoriásica también pueden tener afectación sacroilíaca asimétrica. “Se quejarán de dolor alternante en la nalga que los despierta por la noche. Este es un signo importante de que hay un problema inflamatorio”, señaló.
Se suelen utilizar los criterios Criterios de Clasificación de la Artritis Psoriásica (CASPAR) para diagnosticar artritis psoriásica, “pero en reumatología las personas no encajan en cuadros muy definidos, por lo que hay muchas áreas grises”, destacó.[2] Para cumplir los criterios CASPAR para la artritis psoriásica, los pacientes deben tener artritis inflamatoria además de por lo menos tres puntos de las siguientes categorías: psoriasis cutánea activa (2 puntos), un antecedente de síntomas de psoriasis, pero sin síntomas activos (1 punto), un antecedente familiar de psoriasis y ningún síntoma activo o previo (1 punto), síntomas ungueales, como uñas picadas, onicólisis o hiperqueratosis (1 punto), factor reumatoide negativo (1 punto) y formación de hueso nuevo yuxtaarticular en la radiografía (1 punto).
Por consiguiente, un paciente que presenta una rodilla o un dedo inflamado y también tiene psoriasis casi ha cumplido los criterios de artritis psoriásica, dijo Mixon, quien en 2019 cofundó Rheumatology Advanced Practice Providers (RhAPP), una organización nacional de asistentes médicos y enfermeras en reumatología. “Incluso tener un antecedente familiar de psoriasis constituye un punto”.
Los trastornos concomitantes asociados con artritis psoriásica son muy amplios e incluyen trastornos digestivos, esteatosis, neoplasias malignas, obesidad, síndrome metabólico, depresión, ansiedad, hipertensión, enfermedades cardiovasculares y uveítis. “La mayoría de los pacientes con artritis psoriásica y psoriasis que atiendo presenta depresión concomitante. A menudo tienen sobrepeso y enfermedades cardiovasculares. Por eso es tan importante lograr que estas personas reciban tratamiento, pues con el tratamiento apropiado, se podrá mitigar ese riesgo”.