La artritis infecciosa aguda es una infección articular que se desarrolla en horas o días. La infección reside en los tejidos sinoviales o periarticulares y suele ser bacteriana – en adultos jóvenes con frecuencia Neisseria gonorrhoeae. Sin embargo, también pueden ocurrir infecciones bacterianas no gonocócicas que pueden destruir rápidamente las estructuras articulares. Los síntomas incluyen dolor de aparición súbita, derrame, y restricción del rango de movimiento activo y pasivo, por lo general en una sola articulación. El diagnóstico requiere el análisis y cultivo del líquido sinovial. El tratamiento se realiza con antibióticos por vía IV y drenaje de pus de las articulaciones.
La artritis infecciosa aguda es más común en los adultos mayores, pero puede ocurrir en los niños. Alrededor del 50% de los niños con infección articular son < 3 años. Sin embargo, la incidencia de infección articular en este grupo etario ha disminuido gracias a la vacunación de rutina contra Haemophilus influenzae y Streptococcus pneumoniae.
Factores de riesgo
El riesgo de artritis infecciosa es significativamente mayor en pacientes con artritis reumatoide y otras enfermedades causantes de daño articular crónico, antecedentes de infección articular, uso de drogas inyectables o pacientes con prótesis articular (véase también Artritis infecciosa en prótesis articulares). Los pacientes con artritis reumatoide tienen mayor riesgo de artritis bacteriana (prevalencia 0,3 a 3%; incidencia anual 0,5%). La mayoría de los niños que presentan una artritis infecciosa no tienen factores de riesgo.
Etiología
Los microorganismos infecciosos alcanzan las articulaciones a través de:
- Penetración directa (trauma, cirugía, artrocentesis, mordeduras)
- Extensión de una infección adyacente (osteomielitis, un absceso de tejido blando, una herida infectada)
- Diseminación hematógena desde una infección distante
En adultos, la mayoría de las infecciones agudas se deben a bacterias y se clasifican como gonocócicas o no gonocócicas. Esta distinción es importante porque las infecciones gonocócicas son menos destructivas para la articulación. En adultos en general, el Staphylococcus aureus es la causa más frecuente de artritis infecciosa. En muestras extrahospitalarias con S. aureus, es frecuente la resistencia a meticilina.
Neisseria gonorrhoeae ha disminuido en frecuencia como causa de artritis séptica (ahora solo produce un poco más del 1% de los casos) pero debe considerarse en adultos jóvenes sexualmente activos. Se debe a la diseminación de N. gonorrhoeae desde las superficies mucosas infectadas (cuello uterino, uretra, recto, faringe) a través del torrente sanguíneo. Los pacientes afectados tienen a menudo infección genital simultánea con Chlamydia trachomatis. Otra causa frecuente es el Streptococcus, en particular en pacientes con infecciones poliarticulares. Los pacientes que reciben terapia inmunosupresora (con inhibidores del TNF (tumor necrosis factor) o corticosteroides) pueden tener artritis séptica de patógenos menos comunes (micobacterias, hongos).
Signos y síntomas
En pocas horas o días, los pacientes con infección articular aguda desarrollan un dolor articular moderado a intenso, calor, dolor a la presión y derrame en la articulación, restricción del movimiento activo y pasivo y, a veces, enrojecimiento. Los síntomas sistémicos pueden ser mínimos o estar ausentes.
En lactantes y niños, la enfermedad puede presentarse con limitación del movimiento espontáneo de una extremidad (seudoparálisis), irritabilidad y trastornos de la alimentación. Puede haber fiebre alta, baja o ausencia de ésta.
Tratamientos
Además de los antibióticos, la artritis bacteriana no gonocócica aguda requiere aspiración del pus intraarticular con aguja de calibre grande por lo menos 1 vez al día, o lavado con irrigación, lavado artroscópico o artrotomía para desbridamiento. Las articulaciones infectadas con artritis reumatoide deben tratarse en forma temprana y agresiva con desbridamiento quirúrgico y drenaje.
En artritis gonocócicas con derrame persistente, debe aspirarse el pus y puede ser necesario repetir el drenaje.
Una artritis bacteriana aguda requiere férula articular durante los primeros días para reducir el dolor, seguido de ejercicios de amplitud de movimiento pasivo y activo para limitar las contracturas y de fortalecimiento muscular en cuanto se tolere. Los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos pueden ayudar a disminuir el dolor y la inflamación. Se deben evitar los corticosteroides intraarticulares durante la infección aguda.