El aumento de la esperanza de vida ha provocado de un tiempo a esta parte el incremento de enfermedades. Así, la mitad de las personas mayores de 65 presenta en la actualidad algún tipo de artrosis y las mujeres muy especialmente a partir de la menopausia.
La artrosis es la enfermedad crónica más común entre las mujeres. De hecho, afecta a dos de cada tres y, con la llegada de la menopausia, la cifra se eleva hasta casi el 80%. Los cambios hormonales en esa etapa, la pérdida de hormonas y la disminución de generación ósea debilitan los huesos.
Al disminuir esa recuperación ósea, en muchos casos se producen enfermedades como la artrosis o la osteoporosis, que se suma a otras degenerativas.
Para disminuir el riesgo de padecer este tipo de enfermedades es importante modificar los hábitos de vida. Conocer la probabilidad de presentar niveles bajos de vitamina D ayuda, por ejemplo, a evitar la osteoporosis antes de la llegada de la menopausia y reducir el peligro de desarrollarla.
Test genético
“Los genes son los transportadores de toda la información sobre nosotros. Podemos preguntarle al genoma humano cómo se va a comportar nuestro cuerpo ante cualquier alimento, cómo lo metaboliza y por qué hay determinadas personas que no sintetizan bien ciertos alimentos”, explica Juan Carlos de Gregorio, responsable de Clínicas Cres, donde han desarrollado Geneticres, un test genético nutricional que obtiene la muestra celular de la saliva.
Además, para conocer posibles enfermedades o lesiones, existe una especialidad, liposport, el test genético que investiga los aspectos más relevantes en nutrición, medicina regenerativa y deportiva.
En ambos casos, se recoge una muestra de ADN de la saliva en la que se contrastan parámetros genéticos individuales con estudios biomédicos. Con ello, se diseñan tratamientos nutricionales personalizados para prever posibles patologías como la artrosis, lo que permitirá prevenir sus síntomas.
En el caso de haber desarrollado esta enfermedad, tratamientos novedosos permiten reparar las articulaciones y mejorar de manera extraordinaria la calidad de vida. En este sentido, la medicina regenerativa hace posible recuperar los tejidos dañados y disminuye los daños producidos por la edad.
Recuperar, regenerar y rejuvenecer
“Estos tratamientos son especiales porque lo que buscan es reforzar la propia acción del organismo y mejorarla para recuperar, regenerar y rejuvenecer los tejidos de forma natural, para retrasar o evitar el empleo de otros tratamientos más invasores”, explican los especialistas de Cres, donde se aplican estas técnicas y cuyos profesionales en Traumatología estudian los casos de forma personalizada para conseguir los mejores resultados.
“La mayor gratificación es ver cómo mejoramos la calidad de vida de las personas. Por ejemplo, el caso de una señora de 67 años que tratamos de ambas rodillas. Al inicio acudía con muletas y apenas podía flexionar las rodillas para caminar. También tenía sobrepeso. La única solución que le daban era la cirugía protésica”, explica el director médico, Carlos Jarabo.
El doctor explica que empezaron con medicina regenerativa y, después de un año, la mujer bajó el índice de Womac de 75 a 11 la escala de dolor, llegó a un peso saludable con ayuda de la unidad de nutrición y el test genético y en la actualidad acude al gimnasio entre 2 y 3 veces a la semana. “A esta señora le ha cambiado la vida”, afirma.
Los tratamientos de medicina regenerativa consisten en suministrar al paciente la mayor cantidad de células posibles y aumentar de esta forma la capacidad del organismo de proteger, reemplazar o regenerar las células deterioradas o enfermas.