Algunas veces los médicos recetan relajantes musculares por un tiempo muy corto, solo para tratar una contractura y las personas recurren a ellos cada vez se repite, habituarse a tomar relajantes musculares puede acarrear multitud de efectos adversos.
Ante una contractura o un dolor muscular puntual, muchas personas recurren al botiquín y se toman un relajante muscular que les recetó alguna vez el médico.
Saben que este fármaco les va a procurar un alivio rápido y eficaz, pero, como explica el doctor Francisco Marín, médico de atención primaria, seguramente las personas desconocen que el remedio no resuelve el problema solo lo va a tapar y que, por sus múltiples efectos secundarios no es la mejor elección para aliviar ese malestar.
Alteran el sistema nervioso
Por su nombre, se puede pensar que actúan ayudando a relajar el músculo contraído, pero en realidad inciden sobre el cerebro o la médula espinal, es decir, sobre los nervios que controlan los músculos. Eso significa que :
· Afecta directamente al sistema nervioso, provocando una relajación general, no solo del tejido muscular contractura.
· Pueden causar síntomas neurológicos como sedación, mareos , somnolencia o vómitos. Incluso pueden ser los responsables de otras afecciones más llamativas, como descoordinación de los brazos, confusión, pérdida de reflejos, visión borrosa, no se trata de casos aislados: hasta un 70% de quienes toman estos fármacos refieren algunos de estos síntomas.
· Pueden provocar ronquidos de noche, al tomarlos, todos los músculos se relajan. Los localizados en el cuello se distienden provocando que el tamaño de las vías respiratorias se reduzcan. Así, al respirar, el aire pasa con dificultad a través de estas vías, lo que hace que los tejidos blandos de la garganta “vibran” y eso se traduce en ronquidos.
Combinarlos con otros fármacos puede ser peligroso
La lista de interacciones entre los relajantes musculares y otros fármacos es extensa y por ello automedicarse con ellos sin supervisión médica supone un alto riesgo. En concreto, la combinación de un relajante muscular con un ansiolítico y un analgésico es especialmente peligrosa.
En general, no se recomienda a personas mayores de 65 años o que trabajan con maquinaria, la sedación que inducen puede provocar caídas o accidentes, ni a personas con problemas cardíacos, enfermedades del hígado, hepatitis y otras o glaucoma, ya que algunos de estos relajantes musculares pueden empeorar estas alteraciones. Consulte siempre con un médico.
Fármacos en el punto de mira
Hasta hace unos años se recetaba un relajante muscular cuyo principio era el tetrazepam. Era el relajante muscular más conocido hasta que las autoridades sanitarias europeas analizaron al detalle sus efectos secundarios.
Entre otras cosas, se dieron cuenta de que provocaba una reacción cutánea que podía ser grave. En España, tras remendar tratamientos de no más de 7 días con él, finalmente en 2013 se decidió retirar el fármaco para siempre.
Además, como estos fármacos actúan provocando un estado de relajación general, puede causar adicción. Muchos relajantes musculares se recetan como ansiolítico y es ampliamente conocido que este tipo de medicamentos pueden causar dependencia. Por esta razón, los medicamentos no recomiendan tomarlos durante más de una semana.
Remedios naturales para aliviar contracturas
Si sufre una contractura muscular, pruebe primero a tratar de solucionar el problema sin fármacos. El descanso combinado con un poco de actividad física, las terapias manuales, masajes, fisioterapia, osteopatía, calor local, pueden ser suficientes para aliviar las molestias.
Las plantas medicinales no son inocuas, también debe consultar con el especialista si las ingiere, pero una opción con menos efectos secundarios para tratar las contracturas:
· Lavanda: es uno de los relajantes musculares de origen natural más eficaces. Un baño caliente con unas gotas de su aceite esencial es de gran ayuda.
· Valeriana: tiene actividad relajante y antiespasmódica sobre la musculatura, por lo que también puede ayudar a tratar las contracturas. Tomar la infusión 1-2 veces al día.
· Harpagofito: esta planta tomada en forma de complemento también proporciona alivio, por sus reconocidas virtudes analgésicas y antiinflamatorias.
· Romero: entre sus múltiples cualidades saludables, el romero es relajante, con lo que facilita que el músculo se destense. Dar un masaje en la zona afectada con su aceite esencial ayuda.
Si esas opciones naturales no funcionan y el dolor es intenso, el médico puede recetar un analgésico de forma puntual. Cuando aun así no revierte el dolor, se valora dar un antiinflamatorio no esteroideo y solo si esto tampoco alivia se recurre al relajante muscular y siempre durante menos de una semana.