La esclerodermia consiste en la acomulación de tejido. Esta patología daña las células que cubren las paredes de las arterias pequeñas.
Esta enfermedad es catalogada como una de las enfermedades extrañas que afectan a la población; así mismo es una dolencia que perjudica a cada 3 personas de cada 10.000 habitantes en el mundo.
Su mayor incidencia se encuentra en edades entre los 35 y 40 años de edad, especialmente en mujeres.
Se trata de una enfermedad autoinmune que endurece la piel, principalmente ese es el síntoma más común, sin embargo se pueden ver afectados otros órganos como el corazón, los pulmones, los riñones, el estómago y los vasos sanguíneos.
No obstante, aunque es importante que el paciente que padece de esta enfermedad siga un tratamiento propuesto por un especialista, existe mejor manera de cuidar la salud y es por medio de la alimentación. Los siguientes consejos reducirán el dolor y harán que mejore la calidad de vida del paciente:
No más cafeína
La cafeína puede llegar a incrementar el riesgo de sufrir cálculos renales, debido a que las personas que presentan esclerodermia desarrollan distintos problemas en los órganos.
Deja de fumar
Para los pacientes que presentan esclerodermia y fuman, la circulación de los dedos se puede ver altamente en peligro.
Evita el consumo de alcohol
El alcohol produce ácido en el estómago lo cual perjudica al paciente, provocándole problemas gastrointestinales
La hidratación es importante
Mantenerse hidratado todo el día ayudará a la elasticidad de los tejidos, además mantendrá adecuadamente la deglución e ingesta de alimentos.
Consumir ácidos grasos omega 3,6 y antioxidantes
Estos componentes son esenciales ya que son inmunoreguladores que permiten la flexibilidad de las membranas celulares. Algunos alimentos ricos en omega 3 son la linaza, huevos, pescados como el salmón. Además puedes incluir en tu dieta frutos secos, aguacate, semillas de girasol y atún de aceite vegetal.
Evitar alimentos pegajosos o secos
Puedes sustituir esos alimentos por legumbres, purés o cremas de verduras, huevos revueltos, fruta triturada o en compota, queso fresco, etc.