La inflamación de la bolsa serosa ubicada cerca a la articulación de la rodilla, recibe el nombre de bursitis de rodilla. Esta bolsa cumple con la función de reducir la fricción y amortiguar los puntos de presión entre los huesos y los tendones.
Lo cierto es que cualquiera de las bolsas que se encuentran en la rodilla pueden inflamarse, sin embargo, la bursitis de rodilla ocurre frecuentemente en la parte superior de la rótula, o en la parte interior de la rodilla por debajo de la articulación.
A menos de que se deba por un golpe directo o un traumatismo de la zona, la sintomatología de la bursitis de rodilla es gradual y suele empeorar con el tiempo. Generalmente, la zona afectada puede presentar fiebre, sensibilidad e hinchazón al tacto, y en algunos casos puede generar dolor durante el movimiento y/o el reposo.
¿Cómo se diagnostica la bursitis de rodilla?
Este tipo de complicaciones articulares suele diagnosticarse a través de la historia clínica, y una exploración física. Adicional a esto, los especialistas tienden a comparar el estado de ambas rodillas, especialmente si el dolor se presenta en solo una de ellas; inspeccionan la piel del área que presenta sensibilidad para detectar enrojecimiento u otros signos de infección; presionan ligeramente diferentes puntos de la rodilla donde se ubican las bolsas para detectar calor, hinchazón o alguna otra anomalía física; generan un leve movimiento de las rodillas, para determinar la amplitud de movilidad y así detectar cuáles son las posiciones físicas que generan dolor.
¿Cómo se trata la bursitis de rodilla?
Dependiendo de la zona y el estado de salud general del paciente, el experto recomendará una alternativa u otra. Sin embargo, tan pronto se presentan los primeros síntomas de la bursitis, se aplica frío en la zona para evitar la agravación de la inflamación.
Cuando ya ay un diagnóstico certero, el especialista puede optar por:
- Medicamentos: Principalmente antiinflamatorios para controlar los dolores y la inflamación de la zona. Pued en ser necesarios antibióticos en caso de que se sospeche que la causa de esta condición es por una infección.
- Fisioterapia: Consta específicamente del uso de aparatos que permitan disminuir la inflamación de la zona, y de la práctica de determinados ejercicios que permitan retrasar la atrofia muscular por dolor y reposo,
- Punción evacuadora: Se aplica en los casos donde los dolores y molestias derivadas de la bursitis persisten aún con cualquier alternativa de tratamiento, o cuando la afección se presenta de manera voluminosa o haya sospecha de infección interna.
- Infiltración: Suele ser útil en los casos en los que la enfermedad es persistente.
- Cirugía: Es la última opción que se ofrece a los pacientes, si alguna de las alternativas anteriores no representaron mejoría en su salud. Por lo general, este procedimiento tiene como objetivo la extirpación de la bursa.
¿Cómo prevenir la bursitis?
Para evitar la bursitis en las rodillas o para prevenir su reaparición:
- Usa rodilleras. Si trabajas arrodillado o si participas en deportes en los que tus rodillas están en riesgo, utiliza almohadillas para amortiguar y proteger las rodillas.
- Descansa. Si permaneces arrodillado durante un tiempo, realiza descansos regulares para estirar las piernas y descansar las rodillas.
- Evita permanecer en cuclillas mucho tiempo. Doblar excesiva o repetidamente las rodillas aumenta la presión en las articulaciones de la rodilla.
- Alcanza y mantén un peso saludable. Esto puede ayudar a retirar la presión de la articulación de la rodilla.
- Utiliza zapatos con suelas blandas, y poco tacón.
- Realiza calentamiento antes de realizar cualquier actividad física.
- Evita subir y bajar escaleras, o subir cuestas empinadas.
- Estira las piernas entre una actividad y otra.