La amiloidosis es una enfermedad producida por la acumulación de una proteína denominada amiloide, esta sustancia se produce en la médula ósea y puede alojarse en cualquier órgano.
Existen distintos tipos de amiloidosis dentro de las que se encuentran: amiloidosis hereditaria, amiloidosis AL, asociada a la diálisis y la amiloidosis AA. Esta última es la que suele desarrollarse en personas con artritis reumatoide, también es conocida como amiloidosis secundaria. Suele afectar órganos como el riñón, la piel, el corazón, entre otros.
En algunos casos las personas que padecen de esta patología no presentan ningún síntoma de alerta. Sin embargo, la amiloidosis puede producir síntomas como:
- Inflamación en las piernas y los tobillos
- Diarrea
- Dificultad para respirar
- Problemas para deglutir
- Sensación de debilidad
- Ritmo cardíaco alterado
Padecer de alguna enfermedad inflamatoria como la artritis reumatoide aumenta significativamente el riesgo de desarrollar amiloidosis. Sobre todo, en las personas en las que la esta enfermedad ha avanzado en gran medida. Además, tener entre 50 y 70 años o antecedentes familiares de amiloidosis son otros de los factores de riesgo.
Para realizar el diagnóstico de la amiloidosis el médico tratante puede pedir exámenes como: prueba de análisis de sangre y/o orina, una biopsia o radiografías para evaluar la etapa de la enfermedad.
El tratamiento para esta patología dependerá del tipo de amiloidosis. En algunas ocasiones se utilizan los mismos medicamentos que son empleados para reducir la inflamación producida por la artritis reumatoide.