Casi todas las personas han sufrido en alguna ocasión un dolor de espalda. Una mala postura, coger un objeto que pesaba demasiado, tener algún problema diagnosticado como la ciática… Sin embargo, todos estos problemas no entrañan gravedad alguna, ¿Cuándo deberíamos preocuparnos?
Los médicos suelen indicar que un dolor de espalda que no es grave suele remitir en unas pocas semanas tomando algún analgésico, asistiendo a un especialista en masajes o realizando ejercicios que relajen la zona. Sin embargo, aunque los casos en los que un dolor de espalda puede indicar algo grave no son frecuentes, conviene tenerlos en cuenta por si acaso.
¿Cuándo un dolor de espalda puede alertar de algo grave?
Desde el Instituto Nacional de Artritis y Enfermedades Musculoesqueléticas y de la Piel (NIAMS) advierten de que existen dolores de espalda que requieren de una atención médica lo antes posible. Normalmente, indican que el dolor leve puede prolongarse desde unos pocos días hasta algunas semanas (entre 4 y 12).
No obstante, cuando un dolor de espalda está acompañado de otros síntomas hay que estar alerta porque no son normales. Que se sienta rigidez, pinchazos o que el dolor se extienda a otras partes de la espalda es algo habitual. Pero, los siguientes síntomas pueden avisar de que algo más está sucediendo:
- El dolor se acompaña de entumecimiento y hormigueo de las extremidades.
- No mejora aunque se tomen analgésicos y antinflamatorios.
- Aparece fiebre y debilidad en las piernas.
- Se empieza a perder peso de una forma no intencional.
- Surgen problemas para orinar.
También es importante acudir al médico lo antes posible cuando el dolor de espalda aparece después de una caída o una lesión. Aunque en un principio la situación no parezca grave, con el tiempo puede que surjan problemas derivado de una fisura, fractura u otro problema grave.
Enfermedades graves que pueden estar provocando un dolor de espalda
En los casos en los que la sintomatología de un dolor de espalda, en apariencia normal, esté acompañada de los síntomas ya mencionados, hay diferentes enfermedades graves que pueden ser las causas. Las que menciona la NIAMS son las siguientes que han sido cuidadosamente seleccionadas.
Si el dolor de espalda está acompañado de dificultades para orinar se debe desconfiar de que haya cálculos (piedras) o una infección en los riñones debido a una infección de orina que no se ha curado bien. Es importante solucionar esto, ya que una infección en los riñones puede poner en riesgo la vida.
En el caso de que se haya sufrido una caída o una lesión en la espalda y aparezca dolor, conviene acudir al médico pues ese dolor de espalda puede alertar de huesos rotos o una hernia de disco que se ha desplazado.
También el dolor de espalda que provoca debilidad o entumecimiento de las extremidades, acompañado de pérdida de peso no intencionada, puede estar avisando de que hay un tumor. Si hay antecedentes de cáncer, esto todavía es más importante, ya que aquí podría estar la causa del dolor de espalda.
Estas son algunas de las enfermedades que el cuerpo puede estar avisando de que hay con un dolor de espalda. No obstante, las razones pueden ser otras. Desde una torcedura, osteoporosis, artritis, etc. Acudir al médico lo antes posible ayudará a salir de dudas e iniciar un tratamiento que mejore la calidad de vida.