Aunque cada vez es más visible, lo cierto es que la fibromialgia sigue siendo una enfermedad muy desconocida y, sobre todo, incomprendida. Considerada por muchos incluso como una dolencia ‘imaginaria’, lo cierto es que esta enfermedad reumática tiene poco de irreal, pues se calcula que afecta a alrededor del 5% de la población, en su mayoría mujeres y que debido a los síntomas que provoca -especialmente dolor generalizado, fatiga y trastornos del sueño- puede socavar seriamente la calidad de vida de quienes la padecen.
Solo afecta a las mujeres de mediana edad
Hasta hace relativamente poco, se pensaba que la fibromialgia (FM) era un trastorno que afectaba solo a mujeres, por lo que había muchos hombres con FM sin diagnosticar. Hoy sabemos que esto no es así y que, aunque el porcentaje de mujeres que la padecen sea muy superior -se calcula que entre el 75 y el 90% de los pacientes son mujeres-, no se trata de una dolencia exclusiva de las mujeres, sino que puede afectar a cualquier persona. Los más perjudicados en este sentido son los hombres, pues este sesgo de género provoca que el diagnóstico se retrase entre ellos, y se comience el tratamiento también más tarde, con lo que este supone para la calidad de vida de estos pacientes. Tampoco es cierto que solo afecta a persona de mediada edad en adelante, pues, aunque pocos, también nos encontramos con casos entre jóvenes y adolescentes.
El dolor está en la mente, es de origen psicológico
La fibromialgia se diagnostica por la clínica, es decir, los síntomas que provoca, pero no hay ninguna prueba diagnóstica, ni de imagen ni de sangre, que confirme al 100% la existencia de FM. La ausencia de una ‘enfermedad física’ que podamos medir lleva a pensar a muchos que se trata de una enfermedad imaginaria o provocada por nuestra mente o incluso psicológica. Sin embargo, el dolor y los otros síntomas como la fatiga no sin para nada ‘imaginarios’, sino que son reales y se deben a una serie de alteraciones de las moléculas que sirven para conectar las neuronas y los centros nerviosos entre sí, los llamados neurotransmisores cerebrales.
Esto lleva a que las personas que la padecen tengan una percepción errónea del dolor y provoca otros síntomas como el cansancio, las alteraciones del sueño o la dificultad de para concentrarse. Lo que no se conoce es la causa que provocas esas alternaciones. También tienen asociadas la ansiedad y la depresión en muchos casos, y pueden requerir un tratamiento psicológico o psiquiátrico por ello, pero que convivan, que haya comorbilidad no significa que tengan el mismo origen.
El mito de que la fibromialgia está en la cabeza de quien la padece, además de no ayudar a su tratamiento, hace que los pacientes se sientan incomprendidos e incluso responsables de lo que les pasa, lo que les ocasiona aún más malestar.
La fibromialgia no es una ‘enfermedad seria’
La fibromialgia no es una enfermedad degenerativa ni causa la muerte a quienes la padecen, pero eso no significa, ni mucho menos, que no sea una enfermedad grave. Se trata de una condición crónica y que puede llegar a ser muy incapacitante, pues afecta seriamente a la calidad de vida de quienes la padecen impidiéndoles llevar una vida normal e incluso en ocasiones, hasta levantarse de la cama. Una patología que provoca este grado de incapacidad, aunque sea de manera intermitente, no puede considerarse una enfermedad leve o poco seria.
Con fibromialgia no se puede hacer ejercicio
Esto no sólo es un mito, sino que es precisamente lo contrario. Si bien es cierto que la actividad física puede causar dolor y que a las personas con FM no les apetezca hacer ejercicio debido al cansancio, llevar a cabo una rutina de ejercicio moderado puede ayudar mucho a las personas con esta dolencia. De hecho, según se apunta en la guía Aprendiendo a convivir con la Fibromialgia, editada por al Sociedad Española de Reumatología, “la realización de ejercicio físico aeróbico ha demostrado un beneficio claro en las manifestaciones clínicas de la enfermedad, principalmente dolor, salud mental, ansiedad e impacto global, con una efectividad incluso algo mayor que muchos fármacos”. Es decir que, aunque cueste y los pacientes se resistan en un principio a realiza actividades físicas, hay que insistirles en que incorporen el ejercicio físico en sus actividades diarias.
La fibromialgia es una artritis
No, de hecho, hay muchas diferencias entre ellas. Ambas son enfermedades reumáticas, que afectan al tejido conjuntivo, pero, aunque en las dos estén presente el dolor articular, la artritis cursa con inflamación y deformidad de estas, y la FM, no. Además, la artritis es una enfermedad autoinmune, mientras que, aunque todavía no se sabe cuál es su origen a ciencia cierta, la fibromialgia es neurológica. Lo que sí que existe una amplia comorbilidad, es decir, que suelen coexistir, pues entre un 20 y un 30% de los pacientes con artritis reumatoide tienen también fibromialgia como comorbilidad asociada.
La fibromialgia no tiene tratamiento
Aunque algunas teorías y se sabe que hay circunstancias que la desencadenan, como el estrés, un accidente, infecciones víricas o bacterianas… lo cierto es que no se conoce cuál es la causa o el origen de la fibromialgia. Esto provoca que no haya tratamientos que curen o traten directamente la FM, lo que no significa que no haya tratamientos que alivien los síntomas y mejoren significativamente la calidad de vida de los pacientes. Aunque a veces cuesta dar con el tratamiento adecuado, lo cierto es que los pacientes tienen muchas opciones, que casi siempre pasan por un enfoque multidisciplinar. El tratamiento deber ser personalizado para cada paciente, pero en general podemos afirma que puede ser una combinación de fármacos para el dolor (analgésicos, antinflamatorios…), antidepresivos, anticonvulsivos, benzodiacepinas… así como tratamientos psicológicos (terapia cognitivo conductual), fisioterapia y recomendaciones sobre el estilo de vida, como realizar ejercicio físico, cuidar la alimentación o no fumar.