La forma de pisar, el tipo de zapato o incluso la genética, pueden provocar esta deformidad del pie que afecta sobre todo a mujeres. Descubra cómo prevenirlos y si ya los sufre cómo solucionar el problema.
La aparición de juanetes es la dolencia que provoca más visitas al podólogo. Se trata de la deformación del dedo gordo del pie o del pequeño conocido como juanete sastre, con una prominencia lateral del hueso que provoca inflamación y dolor al caminar.
En definitiva, se trata de un antiestético y molesto problema muy común entre las mujeres y alrededor del cual existen un sinfín de tópicos, aquí se resolverán dudas.
Por qué aparecen los juanetes
Los juanetes pueden tener un origen genético hereditario o adquirirlos, es decir, que pueden aparecer por una deformación paulatina de la zona, debido a malos hábitos durante años.
En el caso de tener un origen congénito, suele existir alguna deformidad anatómica del pie de nacimiento y eso puede hacer que los juanetes aparezcan durante la infancia o juventud.
En cambio, cuando salen en edad más tardía a partir de los 40 puede ser debido, sobre todo, a una mala postura del pie al pisar, a un uso de calzado inadecuado o a enfermedades metabólicas como la artritis reumatoide.
El doctor Daniel Mayral Esteban de la Unidad de Podología Adrio Clinic del Centro Médico Teknon de Barcelona, afirma que “si la causa es genética no podemos impedir que salgan, pero si es adquirida, podemos prevenirlo con unos zapatos adecuados y si fuera preciso, con unas plantillas para mejorar la dinámica del pie”.
Y es que los zapatos con tacón alto, demasiado ajustados o puntiagudos, pueden colaborar en la aparición de juanetes.
“La horma y la altura. Muchos zapatos van en contra de la morfología del pie” añade el doctor Mayral, que recomienda “usar un buen calzado y realizar un estudio de la marcha para mejorar la colocación metatarsofalángica en la dinámica”.
Primero síntomas de su aparición
Hay una serie de señales que indican que está desarrollando juanetes:
– Se empieza a ver un bulto que sale en la parte exterior de la base del dedo gordo del pie.
– Hay inflamación o enrojecimiento alrededor de la articulación de dicho dedo
– Se siente molestias o dolor en la zona, que puede ser intermitente o persistente.
– A medida que avanza la deformidad, los dedos del pie pueden sobreponerse.
– Pueden provocar dificultad para calzarse.
Según el doctor Daniel Mayral “al realizar la historia clínica de muchos pacientes que llegan a la consulta por presentar juanetes, vemos que no solo existe dolor en esa zona, sino que también se ven afectadas caderas, espalda, rodillas o otras zonas del pie”.
Y es que a veces, la aparición de juanetes puede estar relacionada con dolor en otras partes del cuerpo ya que, para evitar las molestias o dolor en el pie al caminar, se suele apoyar mal lo que puede sobrecargar otras zonas.
Cómo se pueden frenar los juanetes
En el momento en que aparece el juanete, el podólogo lo diagnostica mediante la visión óptica, radiografías con goniometría y con estudios de la pisada. Con este diagnóstico el especialista puede decidir que tratamiento es el más adecuado.
Tratamiento y soluciones para mitigar el dolor
Los antiinflamatorios y la aplicación del frío o calor pueden calmar el dolor, pero normalmente hay que recurrir a otro tipo de tratamiento.
Las bandas o parches no resuelven el problema ya que ni corrigen ni eliminan los juanetes. Lo que sí pueden hacer es calmar el dolor que se produce por la presión que ejerce el zapato y o el suelo sobre la zona dolorida o inflamada ya que evitan roce.
Para frenar el desarrollo del juanete, lo más eficaz es cambiar el calzado por uno más adecuado que no apriete el pie, que no oprima los dedos y con un tacón medio, ni muy alto ni plano del todo.
En caso de que eso no sea suficiente, el podólogo puede intentar corregir la postura especial y siliconas digitales. Con ello se puede atenuar el dolor y frenar la deformidad, pero no revestirla, pues una vez ha salido el juanete no hay forma de volver atrás.
Sin embargo, si el dolor es agudo, el médico puede recomendar infiltraciones, sesiones de rehabilitación, laserterapia y si no hay forma de atenuar el dolor, se puede recurrir a la cirugía.