Se estima que el 80% de quiénes sufren esta enfermedad se ven dificultades a la hora de dormir, especialistas recomiendan cuatro medidas para descansar mejor.
Diversos estudios señalan una vinculación entre pacientes con Artritis Reumatoidea (AR) y trastornos del sueño. Se estima que hasta el 80 por ciento de los pacientes con Artritis Reumatoidea podría tener problemas para dormir o conciliar el sueño.
Sin embargo, la mayoría de los trastornos del sueño se observaron en pacientes con un mal control de la enfermedad, fundamentalmente aquellos en los que ya sea por falta de tratamiento o porque éste no está siendo eficaz, la enfermedad todavía presenta actividad inflamatoria en las articulaciones y rigidez generalizada. Estos síntomas se exacerban cuando el cuerpo deja de estar en movimiento, por lo que tienden a ser peor durante la noche, con la dificultad para conciliar el sueño o para mantenerlo sin despertarse en la madrugada.
La prevalencia de la enfermedad es mayor en mujeres que en hombres. Sin embargo, los malestares relacionados al momento de conciliar el sueño se registra tanto en hombres como en mujeres y a veces está asociado a otras causas como las preocupaciones diarias. En este sentido, se aconseja usar un diario y anotar las preocupaciones y al lado de cada una indicar cómo se propone hacer frente a esas tensiones, para evitar seguir pensando toda la noche en ellas y que eso sea la causa de la perturbación del sueño.
El dolor crónico afecta la calidad del sueño y la capacidad de dormir bien, al mismo tiempo que la falta de sueño agrava el dolor, la fatiga y la depresión. Cuando se evalúa a pacientes cuya enfermedad está bien controlada, la frecuencia de alteraciones del sueño se equipara a la de la población general, para esto en primer lugar, se debe controlar el dolor y la inflamación, y por supuesto realizar un tratamiento específico para la enfermedad a fin de lograr el control completo de la misma.
Es muy importante entender que control del dolor no es sinónimo de control de la enfermedad, ya que con ciertas drogas se puede reducir muy bien el dolor, pero sin un tratamiento específico, la enfermedad progresará en daño articular, deformidad y discapacidad.