Con los años la capacidad de regeneración que tienen los huesos disminuye con el tiempo y, es así como al pasar el tiempo se desencadenan una serie de afectaciones como la osteoartritis.
Ante esto, el primer síntoma que aparece es el dolor, luego la persona comienza a perder rigidez y posteriormente la falta de funcionalidad. Afortunadamente esto puede prevenirse desde la juventud, mediante complementos alimenticios, ejercicio, entre otros.
Esta es la manera de cuidar las articulaciones a cualquier edad:
- El sobrepeso y la obesidad afectan directamente a las articulaciones sinoviales, las responsables de los movimientos que nos permiten agacharnos, sentarnos o ponernos de pie. El cartílago articular es un tejido flexible y fuerte, preparado para soportar cargas pesadas, pero no para hacerlo de forma permanente, como ocurre si una persona tiene un peso excesivo. En esa situación, esa membrana lisa y resbaladiza que permite a los huesos moverse sin fricción se ve afectada y, como consecuencia, también la movilidad.
- Complementos alimenticios. Los productos diseñados específicamente para las articulaciones pueden suponer también una importante ayuda para conservarlas en un estado óptimo.
- El agua tiene un doble efecto, ya que, por una parte, conserva las articulaciones bien lubricadas, y por otra, ayuda a mantenerse en un peso adecuado. Una vida saludable es un elixir articular. Por eso, los especialistas insisten también en que se eviten los hábitos tóxicos, fundamentalmente dos: alcohol y tabaco. Entre otras secuelas, fumar tiene un efecto inflamatorio que afecta a todo el organismo, también a las articulaciones.
- Mantener una buena postura es imprescindible. La lesión por esfuerzo repetitivo (LER) aparece en el cuello, los hombros o las muñecas por la reiteración de un movimiento y la sobrecarga articular y muscular que produce. Para evitar su aparición es clave adquirir hábitos posturales correctos tanto en el trabajo como en el resto de las actividades. En necesario reducir los movimientos repetitivos sobre la misma articulación, vigilar la postura al sentarse y flexionar las rodillas al levantar peso, y también cuidar el descanso nocturno: elegir un buen colchón y almohada que se ajuste a la anatomía y dormir en una postura cómoda.
- El ejercicio y el mantener en movimiento las articulaciones también es favorable. Para movernos necesitamos que la orden la dé el cerebro y que se involucren nervios, huesos, músculos y articulaciones, con sus ligamentos y tendones asociados. Un factor fundamental para que ese engranaje, del que forman parte 206 huesos y más de 300 articulaciones, funcione al cien por ciento es practicar una actividad física moderada al menos dos horas y media por semana, repartidas en tres o cuatro sesiones. De esta manera, se contrarresta el deterioro musculoesquelético asociado al envejecimiento.