La sacroileítis, también conocida como sacroilitis o dolor sacroilíaco, es el nombre de una de las afecciones que afectan a la columna lumbar. Su síntoma principal es la inflamación de una o las dos articulaciones sacroilíacas, encargadas de conectar el hueso sacro (ubicado en la columna vertebral) con la pelvis, aportando estabilidad al sistema musculo-esquelético que recibe todo el peso de la parte superior del cuerpo.
Los afectados con esta patología, notan un dolor severo en la espalda baja y los glúteos. Sin embargo, también puedeextenderse hasta los muslos, la parte inferior de las piernas y las caderas. De hecho, la intensidad del dolor aumenta si se permanece de pie durante largo tiempo, si se suben escaleras o si se realiza actividad física de moderada a intensa.
¿Cuáles son las causas?
Aunque es un padecimiento -relativamente- común, es provocado por diversos factores. La mayoría de ellos no están relacionados entre sí, ni generan complicaciones futuras. En los casos más agravados, la sacroleítis se presenta como una consecuencia de varios tipos de artritis, espondilitis anquilosante o escoliosis. Sin embargo, también es una inflamación que puede presentarse en mujeres embarazadas, a causa de los cambios corporales que produce el crecimiento del feto.
Otras de las causas que provocan las sacroleítis son las lesiones traumáticas (un golpe, impacto repentino) e infecciones que puedan surgir en la articulación.
¿Cómo se diagnostica esta enfermedad?
Por desgracia, la sacroleítis es una enfermedad de difícil diagnóstico, ya que se confunde con un dolor lumbar típico. Sin embargo, esta condición hace parte del grupo de enfermedades que provocan artritis inflamatoria de la columna vertebral.
El diagnóstico, generalmente, se realiza por medio del examen físico. El médico examina la movilidad articular en las piernas, de acuerdo con determinadas posiciones que presionan o se apoyan en las articulaciones sacroilíacas. También se utilizan radiografías del área lumbar y resonancias magnéticas, en caso de que se crea que la sacroileítis es un síntoma de una condición más grave.
Los tratamientos más comunes para aliviar esta molestia utilizan analgésicos y relajantes musculares. Si el paciente no responde positivamente a los fármacos, los procedimientos quirúrgicos de rápida recuperación son los más indicados para erradicar la sacroileítis.